El desempeño de las fuerzas que se postularon por fuera de la polarización en las primarias fue, finalmente, muy pobre.
Liderado por Luis Barrionuevo, Consenso Federal no pudo sacarle al oficialismo electorado suficiente como para forzar alguna negociación, mucho menos con las siderales diferencias que Raúl Jalil y Gustavo Saadi obtuvieron sobre sus contendientes de Juntos para el Cambio.
No obstante, el juego mayor de Barrionuevo es nacional y su candidato a presidente, Roberto Lavagna, mantiene altas las expectativas de crecer en octubre a expensas del devaluado Mauricio Macri. Vale decir: aunque la gravitación electoral del barrionuevismo en Catamarca se haya revelado muy exigua, esta constatación no afecta el poder que el gastronómico de hecho tiene, pues tal poder no depende, y nunca dependió, de su incidencia en su provincia natal.
Distinta es la circunstancia de Movilización, apéndice predilecto histórico de los radicales en el FCS.
Frustradas las expectativas de ser precandidato a intendente de la Capital en Juntos por el Cambio, su jefe, el concejal Simón Hernández, decidió sacar el sello a campo abierto solo. Apuesta fuerte, cuya audacia se elogió en este mismo espacio editorial oportunamente. En lugar de quedarse en el reproche inconducente y la victimización, Hernández se disponía a sentar las bases de una carrera política autónoma de los tutelajes que la habían promovido hasta entonces.
Su padre, también Simón, ex diputado nacional, ex vicegobernador y ex fiscal de Estado, le legó el control de la sigla fundada en los 80 por el legendario Mario Dardo “Gato” Aguirre contra el nepotismo saadista.
La alarma por esta costumbre de beneficiar parentelas con cargos ya había quedado muy atrás. Simón hijo se benefició también con el influjo de su tío, Eduardo Brizuela del Moral, ex intendente, ex senador nacional, ex gobernador, diputado nacional hasta la fecha, siempre muy generoso con la sobrinada.
Con estos precedentes, la candidatura a intendente de Hernández, materializada a través del GEM, equivalía a una emancipación a tres bandas: de la estructura del FCS, de su padre y de su tío.
Los resultados que había logrado en las PASO de 2015, en las que compitió dentro del FCS por la candidatura a intendente contra Raúl Giné, el ganador, y Ricardo Guzmán, le insuflaban esperanzas. Salió tercero, pero muy cerca, con unos 8.500 votos.
Debe admitirse que era un buen piso para la Capital, como para empezar a soñar, pero la intemperie es impiadosa. El domingo apenas superó los 2.500 votos, el 3,5%. Nada, si se tiene en cuenta el tiempo que lleva trajinando en el Concejo Deliberante capitalino, que presidió y al que solo abandonó por un breve período para ser diputado provincial. Hay precandidatos a concejal que sacaron más.
El fracaso de Simón Hernández hijo arrastra a Movilización, que colocó numerosos candidatos en las listas del GEM, incluido el ex concejal Gilberto Filippín para la senaduría de la Capital y el ex diputado Luis Andraca como vicegobernador.
Simón padre estará que trina. Debió insistirle más a su vástago y heredero sobre lo inconveniente de dejarse contar las costillas.
Un irresponsable, al final, Simoncito. Tanto jugo que le sacó la familia al partido del Gato Aguirre, y este viene a matar la gallina de los huevos de oro por encapricharse con la Intendencia.
Cómo no se quedó en la horma. La sobrevaluación de Movilización y Hernández quedó expuesta. Las urnas marcaron la tasación exacta.
No deja de ser interesante. A Simón hijo y los movilizadores en general les queda el desafío de reinventarse y demostrar que pueden honrar, en serio, la memoria de Mario Dardo "Gato" Aguirre.n