viernes 29 de marzo de 2024
Cara y Cruz

En caída libre

Solo la provincia de Buenos Aires, debido a las compensaciones que obtuvo tras la eliminación...

Por Redacción El Ancasti

Solo la provincia de Buenos Aires, debido a las compensaciones que obtuvo tras la eliminación del Fondo del Conurbano Bonaerense en el primer consenso fiscal que las provincias firmaron con la Casa Rosada en la gestión de Mauricio Macri, se salva de la caída en los ingresos en concepto de coparticipación federal medida en términos reales, es decir, descontando la inflación: ligó 2,1% más respecto del primer semestre de 2018, 822 pesos extra per cápita.
El resto de los distritos del país experimentó restricciones. Catamarca está tercera, con $2.650 menos per cápita, un achique del 7,3%. Encabeza Tierra del Fuego (-$4.090), seguida por San Luis (-$3.112). Cuarta está La Rioja.
La Ciudad de Buenos Aires es la que menos retrocedió, con $620 por habitante.


Abundarán las explicaciones técnicas para este impacto diferenciado de la crisis en las economías y finanzas provinciales, pero es notorio que los dos distritos que quedaron mejor guarnecidos son administrados por macristas “paladar negro”: María Eugenia Vidal, en Buenos Aires, y Horacio Rodríguez Larreta en CABA. 
Vidal tiene a su cargo una batalla electoral medular para el proyecto macristas. Juega su reelección contra el ex ministro de Economía kirchnerista Axel Kicillof. Carga la mochila plúmbea de Macri, cierto es, pero también le tocaron alforjas públicas más rechonchas que a sus colegas gobernadores. 
Una de cal y una de arena, habrá que ver si le alcanza, pero al margen de especulaciones electorales, la irregular gravitación de los derrumbes por coparticipación contrasta con medidas de ajuste que se aplicaron de modo uniforme e indiscriminado en todas las provincias del país. 


La Buenos Aires de Vidal fue compensada por la eliminación del Fondo del Conurbano Bonaerense y salió gananciosa, pero a la hora de cinchar gastos no se pensó en políticas diferenciadas para provincias y regiones que se verían más perjudicadas que otras. Esto es: Buenos Aires tuvo trato diferenciado en el consenso fiscal y las provincias lo consintieron, pero este trato diferenciado no se dio al momento de decidir los ajustes hacia distritos que podían exhibir fundados justificativos para recibirlo.
El ejemplo más claro de esta inequidad, y aquí si puede señalarse como causa más probable el peso electoral, es el del tarifazo de la energía, casi homicida para sectores productivos de provincias como Catamarca, que necesitan de la electricidad, por caso, para regar. 
La Casa Rosada, que necesitaba mermar la incidencia de los subsidios a la energía en el Presupuesto, determinó sin establecer medidas atenuantes para situaciones específicas los aumentos energéticos, que venían a sumarse a lastres como la disparada del precio de los combustibles.


Estas diferencias contradicen el espíritu federal que la administración nacional pregona en función de que devolvió el 15% de la masa coparticipable que se les retenía a las provincias para financiar la ANSES porque sentencias inminentes de la Suprema Corte de Justicia de todos modos iban a obligarla a hacerlo.
El hecho de que las transferencias por coparticipación, que son recursos de las provincias, no de Nación, se incrementaron en un 46,6% en términos nominales entre el primer semestre de 2018 y este de 2019, es esgrimido como prueba irrefutable de este federalismo, pero en cuanto se incluye en los cálculos la inflación, la cifra se reduce al 5,8% en términos reales, y no es negativa solo por lo que embuchó el Tesoro bonaerense.
Las provincias lograron superávit el año pasado, es cierto, pero el dato no alcanza a desmentir asimetrías cuya reducción todavía se adeuda.n

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