jueves 28 de marzo de 2024
CARA Y CRUZ

El naipe mediterráneo

Por Redacción El Ancasti

El 12 de mayo será una fecha determinante en el derrotero de la política nacional. Córdoba votará gobernador y puede considerarse un hecho la reelección de Juan Schiaretti, cuya gravitación en la escena del balcanizado peronismo se acentuará significativamente, en un contexto donde resulta cada vez más notorio el hartazgo respecto de la grieta maniquea, que pretende ordenar todo conflicto en función de la lógica kirchnerismo/antikirchnerismo. 

Muy erosionado por la decepción social, el Gobierno nacional se aferra desesperado a esta contradicción madre y apuesta todo a sostener la división opositora en el campo electoral para que Mauricio Macri llegue al balotaje con chances de continuidad. La presencia de Cristina Fernández de Kirchner cumpliendo roles protagónicos en la instancia de las urnas es condición “sine qua non” para el éxito  de tal línea estratégica. 

Córdoba puede analizarse como una destilación de errores macristas. La intervención de los delegados de la Casa Rosada precipitó allí la ruptura de Cambiemos. 

El diputado nacional Mario Negri compite por la Gobernación con apoyo nacional en contra del intendente de la capital Ramón Mestre. Que alguno de los dos le gane a Schiaretti es utópico; Cambiemos solo puede soñar con retener la Capital, sea con el postulante a la Intendencia de Negri, Luis Juez, o de Mestre, Rodrigo de Loredo. Schiaretti se oxigena generacionalmente y postula a Martín Llaryora.

En contraposición a la fractura macrista, el kirchnerismo fortaleció el esquema de Schiaretti y bajó sus candidatos, en lo que podría ser -es importante el potencial- la prefiguración de una jugada de alcance nacional.


El gobernador de Córdoba es uno de los artífices del espacio Alternativa Federal, que busca agrupar al peronismo no kirchnerista. 

La figura del ex ministro de Economía Roberto Lavagna viene afirmándose para la candidatura presidencial en la facción. Prefiere consagrarse sin PASO previa, pero cuando lo recibió en Córdoba Schiaretti le dijo que la primaria es la vía idónea para dirimir la propuesta. 

Aparte de Lavagna, están anotados en la pelea Sergio Massa, el gobernador de Salta Juan Manuel Urtubey y el senador naciona Miguel Pichetto. 
Schiaretti no… todavía. 

Cuando se destape el naipe mediterráneo, con la reelección en el buche, el mandatario podrá dedicarse de lleno al juego nacional. No significa necesariamente que vaya a ser el candidato a la Presidencia, aunque la ventanilla podría abrirse, pero su incidencia en el diseño de Alternativa Federal se afianzará. 

Si se despeja la hojarasca, se advertirán los elementos objetivos que sostienen a Schiaretti como continuador del plan pergeñado por el extinto José Manuel de la Sota para reunificar el peronismo y volver a instalarlo en la Casa Rosada. 

Córdoba fue central para el triunfo de Macri en 2015. El Presidente obtuvo allí alrededor del 70% de los votos, marca que no alcanzó en ningún otro distrito; Schiaretti se mantuvo prescindente en el litigio. En términos de volumen electoral, es la segunda provincia del país después de la aplastante Buenos Aires, con un 8,6% de los electores argentinos.

Aunque deba esperarse para evaluar cómo impactará la elección cordobesa en Cambiemos, ninguno de los otros referentes del peronismo que busca disparar de la grieta, Lavagna incluido, puede exhibir influencia territorial semejante.

El repliegue de las listas kirchneristas a favor de la propuesta “Hacemos por Córdoba” es otro indicio singular. La batalla mediterránea muestra un peronismo unificado, superador de la lógica kirchnerismo/antikirchnerismo. 
Hacemos por Córdoba incorporó además al GEN, que el orden nacional orienta Margarita Stolbitzer, y al socialismo.

Proyéctese eso a la escena nacional y se tendrá una ajustada percepción del alcance de la elección cordobesa.n
 

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