El primer mensaje de Raúl Jalil como Gobernador fue breve, pero contundente. Ratificó los puntales desde los que piensa imprimir a la gestión un sesgo personal y diferenciado de Lucía Corpacci, sin dejar de subrayar que la etapa que le toca protagonizar es continuidad de un mismo proyecto político.
Se orienta a perfeccionar, en síntesis, lo recibido, pero es revelador que consignara la creación de puestos de trabajo por fuera de la estructura estatal como objetivo.
Lo mismo hizo Corpacci al asumir en diciembre de 2011 y por diferentes motivos no pudo darse el gusto. Se trata de una deficiencia estructural que lleva décadas, cuya reversión de tornó mucho más ardua en el marco de la crisis agravada por la administración Macri.
Jalil espera, beneficiario de un legado sin acechanzas financieras de importancia, llevar adelante una "planificación más específica y eficiente" en pos de esa meta, de cumplimiento insoslayable porque la administración pública no está ya en condiciones de incorporar más gente en sus planteles.
Si, como dijo, "amamos nuestra tierra y queremos que nuestros hijos se desarrollen aquí”, abrir para las nuevas generaciones horizontes laborales y de realización distintos a la planta permanente resulta indispensable.
Jalil destacó el equilibrio de las cuentas públicas y el hecho de que el programa de gobierno fue diseñado junto a los intendentes y el vicegobernador Rubén Dusso, ministro de Obras Públicas durante los dos mandatos corpaccistas, “teniendo en cuenta estos ocho años de gestión, con miras a la innovación, la tecnología y la generación de empleo como eje de la política central".
"Recibimos una administración financieramente ordenada y bien administrada, hoy tenemos una solidez política que nos permite seguir en este camino de crecimiento democrático y que vamos a sostener", dijo.
La era Corpacci, entonces, afianzó las bases para potenciar el desarrollo de la agroindustria, el turismo y la minería, “los tres pilares fundamentales del desarrollo de la Provincia”.