viernes 22 de marzo de 2024
|| CARA Y CRUZ ||

As de cartón

Por Redacción El Ancasti

La causa penal por daños abierta después del ataque al Concejo Deliberante de la Capital perpetrado el jueves por el Sindicato de Obreros y Empleados Municipales es una oportunidad para que el Poder Judicial envíe una señal clara hacia la sociedad de que contribuirá a poner coto a la violencia y los chantajes. 

El expediente recayó en el fiscal de Instrucción Nº 2, Mauricio Navarro Foressi, quien indagará hoy a uno de los manifestantes y adelantó que la investigación continuará para identificar y, llegado el caso, sancionar al resto de los involucrados en los actos de vandalismo.
Sin embargo, hay cargos que exceden la autoría material de los perjuicios edilicios. El estallido violento de los municipales, que atropellaron y a punto estuvieron de invadir el Concejo, tuvo un instigador nítido, que participó de la trifulca: el secretario general del sindicato, Walter Arévalo.

Es comprensible que el nerviosismo del sindicalista fuera en aumento a lo largo del fin de semana, a medida que iba confirmando la difícil posición política y judicial en la que sus desvaríos lo pusieron. Tanto jugar al pistolero, se terminó pegando un tiro en la pata. 

El desborde de sus tropas fue tan irracional, tan desproporcionado, tan evidentemente vinculado a sus pretensiones de condicionar la transición en la Intendencia entre Raúl Jalil y Gustavo Saadi, que se deslegitimó solo. Las terminales políticas que habitualmente lo protegen quedaron sin margen de maniobra, y la Justicia, que en este tipo de episodios por lo general suele ser ceñirse a las formalidades, para cumplir nomás, está ahora bajo la lupa. 

Al fiscal Navarro Foressi le toca decidir si corta el hilo por lo más delgado y circunscribe la investigación a un puñado de “perejiles” entusiasmados con los destrozos, o avanza sobre el responsable principal de los incidentes, su ideólogo, el joven Walter Arévalo. 
No solo será estricta justicia, sino un aporte al proceso de maduración del muchacho, para que supere la adolescencia y comprenda que los actos y las palabras pueden tener consecuencias. 


Si uno, por ejemplo, se la pasa alentando la violencia, es probable que la violencia se desencadene en algún momento. Si arenga acólitos con consignas propias de un general en vísperas de la batalla y los emponzoña con resentimiento, quizás tales palabras impacten sobre el espíritu de sus destinarios.

Son cosas que cualquier dirigente sindical y político medianamente experimentado sabe, pero al parecer Arévalo, en su privilegiado “cursus honorum” de jerarca, no tuvo que dar bolillas relacionadas con la sensatez y la prudencia.
Ha venido cubriendo esta deficiencia de formación con verba más inflamada que su ego, aludiendo permanentemente a luchas que nadie le ha visto dar. “A giles engrupía pa’ chupar de ojo, con famosas hazañas que no eran de él”, como dice el tango “As de cartón”. 


Se desconoce a qué poderosas corporaciones derrotó para encumbrarse como secretario general. Es público y notorio, en cambio, que ascendió en alas de las autoridades municipales y de la casta sindical, que precipitaron juntas la intervención del SOEM, se lo regalaron y se lo sanearon económicamente a fuerza de subsidios para que él pudiera dedicarse lo más pancho a la sobreactuación revolucionaria.

Estos detalles ocurrieron hace menos de un lustro, pero como el niño Arévalo era el mimado de los políticos a los que dirige lo más granado de sus berrinches, nadie se los recordaba ni se los recuerda.

Pues bien: ahí lo tiene ahora el fiscal Navarro Foressi, bien retratadito para convocarlo a dar explicaciones. Ya es mayor de edad y se sabe: está en condiciones de responder por sus actos ayuno de padres, tutores o encargados.

Seguí leyendo
LO QUE SE LEE AHORA
una lucha (invisibilizada), un fallo (inesperado?) y la desnudez de la logica sacrificial extractivista

Te Puede Interesar