jueves 28 de marzo de 2024
EDITORIAL

Una deuda con nuestra historia

Por Redacción El Ancasti

Por alguna extraña razón, los catamarqueños tienen un desapego inexplicable con su historia. Muy pocos conocen la vida y obra de los grandes hombres y mujeres que engrandecieron esta tierra, y también es mínima la porción de gente que valora el riquísimo acervo cultural e histórico provincial. 

Quizás parte del problema sea la educación formal, cuyos contenidos son más bien universalistas y carecen de un anclaje fuerte en la historia de Catamarca. Las visitas didácticas a los museos, por caso, no forman parte de una rutina escolar arraigada. 
Lo cierto es que es indudable el rol que deben desempeñar las instituciones para fomentar un mayor conocimiento de la historia y una valorización de los elementos materiales e inmateriales que la evocan. 

En tal sentido, resulta inexplicable el abandono en que se encuentra El Polvorín o Casa de Alto, un monumento histórico emplazado en el emblemático Camino Real de Piedra Blanca, en Fray Mamerto Esquiú. La construcción, otrora imponente, hoy está semicubierta por malezas y escombros, es decir, ausente por completo en la agenda municipal y provincial. 

Cuenta la historia que El Polvorín se construyó en 1700 y que cobró mayor relevancia entre 1800 y 1850, cuando fue utilizado por el Ejército del Norte del general Manuel Belgrano para fabricar pólvora. De allí su nombre.

No obstante, esta casa también fue conocida como Cabildo de Antaño, ya que allí se reunían las primeras autoridades de la comuna. Pero antes fue usada como posta adonde llegaban las carretas del norte y el sur de Tucumán y de Córdoba para el recambio de los animales. Posteriormente funcionó en ese lugar una escuela nocturna para varones de 11 a 30 años.

En su obra “Misceláneas Piedrablanqueñas”, Elías Urbano Seleme, en Misceláneas Piedrablanqueñas, describió los detalles arquitectónicos de la construcción: "La estructura es de altas murallas y de piedra asentada en barro. En la planta alta se ubica un balcón, al igual que la ventana, ambos protegidos por rejas de hierro al estilo antiguo. En la planta baja hay varias habitaciones con un pircado de piedra en todo su perímetro (...) Junto a la tapia de piedra hay un lugar oculto, muy disimulado, llamado la vaina, donde se coloca la escalera para subir a la parte alta; ésta servía para observar y controlar los movimientos del enemigo".

Muy poco queda en pie del Polvorín. El paso del tiempo, incluido los efectos del sismo de 2004, se dio sin ninguna intervención técnica para tratar de recuperarlo, salvo algunas tareas menores de mantenimiento que se hicieron en anteriores gestiones, cuando el sitio fue adquirido por el municipio de FME y se lo declaró Monumento Histórico por ser parte del Camino Real. 
A fines de 2016, un grupo de vecinos organizó una caminata por el Camino Real, que cuenta con sitios como el Molino Harinero, el Trapiche Azucarero, la Parroquia de San José y las propias ruinas del Polvorín, con el fin de hacer un relevamiento e impulsar su puesta en valor. 

Pero nada ha transcurrido desde entonces en pos de ese objetivo. En otros países y provincias, los sitios históricos son explotados para el turismo. Pero en FME tienen categoría de basurales.

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