jueves 28 de marzo de 2024
Cara y Cruz

El Estadio como distracción

Los diputados provinciales andan aburridos. En el contexto de otra...

Por Redacción El Ancasti

Los diputados provinciales andan aburridos. En el contexto de otra fuerte crisis económica en el país, con una inflación y una recesión galopantes, cierres de comercios, sectores industriales al borde la extinción, destrucción de puestos de empleo en la actividad privada y un marco general de depresión e incertidumbre en la población acerca de lo que vendrá, la Cámara baja aprobó esta semana la creación de una comisión bicameral para investigar la obra del Estadio Bicentenario. Según fundamentaron los legisladores oficialistas que promovieron el debate –en apoyo de la iniciativa de su par Isauro Molina-, la intención no es interferir en el trabajo de la Justicia provincial o de la Fiscalía de Estado, sino aportar elementos en la investigación de las responsabilidades de los daños producidos en parte de la estructura del “Coloso de la Loma”. La oposición, si bien acompañó con su voto, se mostró escéptica acerca de los verdaderos propósitos de esta bicameral. “Me da la impresión de que dudan del accionar del fiscal de Estado, como también creo que a lo mejor nos atribuimos facultades que no nos competen", expresó el radical Jorge Sosa. Más allá del debate y de las dudas que quedaron flotando en el recinto, los diputados coincidieron en que aspiran a ver el Estadio nuevamente en funcionamiento. 

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Sin embargo, no queda claro en qué podría contribuir la Bicameral en el proceso que lleva adelante la Justicia. Por lo pronto, la causa más avanzada es la que lleva adelante la jueza comercial Nº 2, Cecilia Delgado, quien a mediados de julio pasado declaró inadmisible el reclamo de Fiscalía de Estado por casi $257 millones en el pequeño concurso preventivo de la firma Capdevila Empresa Constructora, en concepto de compensación por lo que costaría construir desde cero el Estadio Bicentenario. Aunque, sí, le reconoció créditos por $43,9 millones tras considerar que ese monto se asemeja al que el Estado reclama por daños y perjuicios en una causa paralela que tramita en instancia civil. La resolución de la jueza no le pone fin al litigio, sino que se limita a fijar su criterio acerca de cuál es el crédito exigible por parte del Estado, lo que por otra parte tampoco deja conforme a la empresa constructora. Por otro lado, los diputados ya tuvieron alguna participación hace un par de años cuando visitaron el Estadio y pudieron hacer un relevamiento propio del sector ruinoso de la obra. No sirvió más que para mantener el tema en el candelero y cruzar opiniones acerca de las responsabilidades que se achacan: el oficialismo a la empresa constructora y el deficiente control de obra del gobierno anterior, y la oposición a la administración actual por haber abandonado la obra sin hacerle mantenimiento y por usarla como un latiguillo político a necesidad.

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Pero el caso en cuestión en la Legislatura no es el Estadio, sino la suficiente y recontra probada ineficacia de las bicamerales. A saber: a principios de 2012, en los albores de la gestión de Lucía Corpacci, las cámaras aprobaron una ley de declaración de Emergencia de los Servicios Públicos debido al estado de precariedad en que el Gobierno, según viene reiterando desde entonces, había recibido los de energía y agua. No obstante, como tal emergencia implicaba otorgar amplias facultades al Ejecutivo para eludir licitaciones públicas y contratar en forma directa por cifras superiores a los 20 millones de pesos, la oposición apuró la creación de una Comisión Bicameral para controlar las obras y los servicios públicos. Así fue que nació la Bicameral de Servicios Públicos, que se aprobó y conformó con entusiasmo y fracasó en su funcionamiento. Hace dos años, el Senado convirtió en ley otra comisión bicameral, que surgió por iniciativa del FCS en Diputados, con el fin de hacer el seguimiento de la empresa minera CAMYEN SE. Según defendió el oficialismo en la Cámara alta, era una comisión necesaria debido a que "las cámaras legislativas y la opinión pública en general carecían de los elementos de juicio suficientes en lo relativo a la situación de CAMYEN”. Fin de la ficción: las cámaras nunca tuvieron mayor información porque esa Bicameral tampoco trabajó como estaba previsto. En definitiva, antes con los servicios públicos, luego con CAMYEN y ahora con el Estadio, las bicamerales, lamentablemente, no fueron más que un entretenimiento legislativo para justificar alguna preocupación en temas sensibles. 
 

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