viernes 13 de junio de 2025
EL MIRADOR POLÍTICO

Esparo en celeste y blanco

Por Redacción El Ancasti

“El patriotismo es el último refugio de un canalla”
Samuel Johnson (1709-1784)

Esparo: (lunfardo) Maniobra del ayudante del punguista para facilitar la sustracción// Profesional del delito que en ciertos hurtos o robos tiene por misión interponerse entre la futura víctima y sus compañeros de mala vida, con objeto de que estos puedan "operar" con más comodidad y sin que el interesado se dé cuenta// Ayudante del ladrón carterista o del auxiliar o grupo que se lleva lo robado, que atrae la atención sobre sí para facilitar la huída de sus cómplices.

Un botín de 22 millones de dólares induce a desconfiar de la reyerta entre la conducción de la AFA y Jorge Sampaoli. Se trata de la indemnización que el director técnico de la Selección Argentina reclama para dejar el puesto, con argumento de contundencia superior a lo lamentable de su desempeño: el contrato que firmó con quienes ahora tienen el tupé de objetarle resultados, como si nada hubieran tenido que ver con el naufragio.

Cuesta creer que caranchos tan eficaces como Claudio “Chiqui” Tapia y Daniel Angelici, presidente y vice de la AFA, accedieran a la leonina cláusula de rescisión inocentemente. Más razonable es suponer que se asiste a otra rosca de tuerca en la saga mafiosa de la institucionalidad futbolística nacional, en cuya trama hay que rastrear los motivos del fracaso ruso: no en los mayores, medianos o inexistentes talentos de los futbolistas elegidos para la lid, sino en la angurria de una dirigencia cebada que apela para salvarse, expuesta desde hace tiempo en su incompetencia y su venalidad, a los fervores que el Seleccionado despierta en la sociedad argentina.

Tapia, Angelici, Sampaoli y sus satélites apresuran el paso hacia la trinchera del amor por una celeste y blanca a más manoseada que poroto de truco, para poder seguir engullendo a dos carrillos. Mal que le pese a la afición deportiva, para cierta gente hay cosas más trascendentes que la Copa del Mundo.
En los códigos de esta AFA, a Sampaoli le asisten razones. Tapia y Angelici pretenden blanquearse entregando su cabeza, pero él no se quiere dejar guillotinar gratis. El “afecto societatis” no ha de estar tan erosionado. Algo soltarán para compensar al socio que prestó servicios como protagonista más visible de los papelones, ya que Messi y sus muchachos no pudieron ofrecer resultados que les permitieran continuar sin cambios.

Estiman que los 22 millones de dólares en litigio serán el aperitivo de la nueva etapa, apenas la cifra para iniciar las tratativas de un divorcio doloroso, tal vez, pero sin dudas necesario.

Después, elaborado el duelo, todos volverán a cinchar por la Selección. Vamos Argentina, aunque sea como “esparo”.

Síntesis patria

La accidentada marcha hacia la derrota en Rusia perfeccionó la identificación de la Argentina con su fútbol.

La dirección de la AFA ofrece una síntesis inmejorable: “Chiqui” Tapia es el yerno del camionero Hugo Moyano; Daniel Angelici es presidente de Boca Juniors e integrante del elenco de amistades del presidente Mauricio Macri tan significativo que la diputada Elisa Carrió lo sindica como el operador judicial más eficiente del mandatario.

Las grietas de la política no se trasladan al campo deportivo.

Tal vez sea excesivo proyectar la componenda en la AFA a todo el país, pero como metáfora sirve. En esta vuelta del ciclo de frustraciones, el suegro de “Chiqui” Tapia y el amigo de Angelici tienen los roles de mayor relieve.

Moyano, como encarnadura del sindicalismo gangsteril que se apoderó de la representación de los trabajadores tras barrer con cualquiera que obstaculizara sus negocios, sin hacerle ascos al crimen llegado el caso. La línea de continuidad que va del acuerdo con lo más criminal de la derecha peronista y los militares en los ’70 al asesinato de Mariano Ferreyra a manos de una patota de la Unión Ferroviaria en 2010 ilustra sobre los métodos que esta casta no trepida en utilizar cuando siente amenazadas sus posiciones.

Macri, como expresión de una política incompetente -o impotente, o carente de voluntad política, lo misma da- tanto para enfrentar la extorsión sindical como para articular un programa que permita romper con el pernicioso círculo de la timba financiera, en la que un puñado engulle millonadas a expensas de la inmensa mayoría condenada al fracaso.

Era demasiado pedirle a la pericia de unos futbolistas revertir el diseño acordado por estos dos bandos en la tregua de la AFA.

Instinto de conservación

Es evidente que el mundo deportivo las tiene bien contadas las costillas a la banda: ningún entrenador serio quiere agarrar viaje con semejantes jerarcas.

El instinto de conservación de los DT no solo se activa por razones profesionales. Demasiado ruido hizo la suspensión del cotejo con Israel como para que los eventuales reemplazantes de Sampaoli no adviertan que vincularse con estos sujetos podría ponerles en riesgo el cuero mismo. El partido, se recordará, debió levantarse porque los israelíes pretendían jugarlo en Jerusalén y la AFA aceptó sin evaluar que se trataba de una provocación a los palestinos, cuyo repudio derivó en incidente diplomático. Los jugadores se negaron a la peligrosa experiencia. No conforme con el bochorno, “Chiqui” Tapia se autopostuló luego al Nobel de la Paz por el aporte a la concordia que significaba desistir de la justa deportiva en el inestable escenario. Antológico: “Esta decisión que hemos llevado adelante quiero que sea tomada como un aporte a la paz mundial”, dijo. Si pasa, pasa.

Lo dicho no invalida el legítimo amor que los argentinos profesan por la Selección Argentina. Pero conviene no olvidar que el patriotismo, además de una noble virtud, puede ser “el último refugio de un canalla”, como decía Johnson, o “la menos perspicaz de las pasiones”, según asentó Borges en “La forma de la espada”.

 

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