jueves 28 de marzo de 2024

Padres ausentes, justicia lenta

Se observa diariamente en los juzgados el peregrinar de cientos de padres que están con denuncias contra sus ex parejas, con las cuales han tenido hijos y por diversos motivos, causas o circunstancias, se alejaron de sus hogares, también alejándose y abandonando a sus hijos a su propia suerte.

Decir esto es señalar: cuota alimentaria, régimen de visitas, violencia, amenazas y, lo más lamentable, el desamor, que eso sí no tiene lugar de reclamo. Esto encierra el desinterés total por la salud, los estudios, el alimento de los niños y adolescentes, que son perjudicados sin la mínima piedad y/o remordimiento, provocándoles severos daños y donde ya incurriría la violencia psicológica, emocional y económica, tanto para los hijos, como para el padre que quedó viviendo con ellos.
Seguramente muchos padres deciden llevar en silencio esta carga, otros tendrán la teoría de que “la vida se encargue” y otros apelando a “Dios que todo lo ve”.

¿Dónde están los derechos de los niños de los que tanto alarde se hace? Si la Justicia es lenta, burocrática a más no poder, con tiempos eternos para resolver estos casos, que no pueden, ni debieran esperar lo que se espera. Los niños no pueden, ni deben tampoco vivir a las buenas de Dios, mientras los padres, en su afán de no querer hacerse cargo de sus hijos, de la sangre de su sangre, presentan y re-presentan todo tipo de artimañas, a veces con una imaginación hasta digna de admiración con tal de “hacer tiempo” para que el tiempo pase, literal y redundantemente hablando, y ahí es donde se vuelve una rueda eterna, donde van y vienen presentaciones, respuestas cómodas, contestaciones; formando así hermosos y abultados expedientes que no llegan nunca a una resolución, y así sucesivamente siguen las jugarretas admirables de los que se atreven a expresar que “aman a sus hijos”, pero…

Mientras tanto, en otro escenario, la historia es otra, la desesperación de la otra parte tratando de resolver y subsistir el día a día, con la misma imaginación que usan los progenitores cuestionados, solo que para todo lo contrario. Sumado que también hay que remar y enfrentar y defenderse, que estos inescrupulosos cobardes se toman el tiempo de también querer desprestigiar y poner en duda a quien se hace cargo de los hijos, cosa que ellos no tuvieron la decencia de hacerlo.
Cuesta mucho entender y aceptar que algo tan preciado y frágil, como los hijos, que son una extensión en la vida de los padres, sean despreciados y humillados, irónicamente, por quien les dio la vida.
Es inconcebible hacer padecer a una parte nuestra el desamparo y el desamor, cuando es tan lindo y más sencillo (y seguramente hasta más económico), amarlos y disfrutarlos, compartir con ellos las satisfacciones que nos dan y los logros que alcanzan.

Está comprobado que estas situaciones pueden llegar a frustrar sueños y crear pensamientos negativos, que a su vez llenan de resentimientos corazones puros.
Yo me pregunto, entre tantas preguntas que dan vuelta en mi cabeza, ¿cómo hacen los padres que no tienen o no reciben ayuda de familiares? ¿Cómo se sobrevive a tanta desidia? ¿Cómo se subsana cuando el daño que se causa es irreversible? ¿Cómo se le explica a un hijo que su padre/madre no lo quiere? Porque es así, no se quiere por eso se daña.
Lo que sí no tengo dudas es que en un futuro, cuando ya no sean tan jóvenes ni tan “vivos”, ni tan sanos, los hijos seguramente estarán para sus padres, no sé si con el alma, pero sí con el corazón.
“Justicia lenta no es justicia”. Hay miles de niños y adolescentes que esperan en forma urgente el accionar positivo de “esa justicia” sobre los “padres ausentes”.

Karina Verónica  Fernández Carrizo
DNI 24.830.664

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