Es probable que algunos vecinos de la localidad de Santa Rosa, en Valle Viejo, festejen hoy el Día del Árbol reflexionando respecto de lo que consideran la acción depredadora del municipio. Hace un par de semanas, hubo una movida intensa en las redes sociales criticando el “plan de destrucción forestal del municipio”.
Los reclamos se relacionan con la poda y tala de ejemplares que dan –o daban- sombra en la calle Carmen Barros de ese sector de Valle viejo.
No son todos los vecinos los que reclaman por la poda y tala indiscriminada, pues hay algunos que integran el grupo de los que pidieron precisamente esa acción, porque les molestan los troncos y las ramas de los árboles.
No es la primera vez que vecinos del sector se quejan por las tareas municipales de poda y tala. Antes fueron los vecinos de la calle Crisanto Gómez, que se opusieron al ensanchamiento de la arteria porque implicaba acabar con añosos ejemplares. En rigor, hay en toda la zona de Las Chacras –departamentos Valle Viejo y Fray Mamerto Esquiú- una tensión permanente entre el avance de la urbanización y el paisaje arbolado que la caracterizó siempre.
Basta recorrer los paisajes chacareros en la actualidad para constatar que el cemento amenaza cada vez más al verde entorno natural.
El proceso mundial de deforestación es un problema grave de consecuencias no siempre debidamente mensuradas. Impacta observar el mapamundi elaborado por la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO), denominado “Global Land Cover-SHARE”, en el que se grafica el crecimiento de la superficie urbanizada y el retroceso de las áreas cubiertas con árboles.
La “artificialización” del suelo, que en el año 2000 alcanzaba el 0,2% de la superficie de la Tierra, catorce años después era del 0,6%. Al mismo tiempo, la superficie con árboles, tanto bosques como selvas, pasó del 29,4% al 27,7% en el mismo período.
Respecto de los espacios donde no hay urbanización, se observa que ha crecido de manera también alarmante el proceso de desertificación: del 13,3% pasó al 15,2%.
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD) señala que cada año se pierden en el mundo 12 millones de hectáreas a causa de la desertificación. Esta degradación del suelo afecta de manera directa a 1.500 millones de personas.
En lo que respecta a la deforestación, que implica básicamente la desaparición de los bosques naturales y consecuentemente pone en peligro la biodiversidad, tiene como causas centrales la agricultura y la ganadería, las explotaciones madereras para la obtención de madera y leña y la construcción de infraestructura por el acelerado crecimiento demográfico.
La detención de estos procesos nocivos para el medioambiente es básicamente responsabilidad de los gobiernos, pero es deber moral de los ciudadanos, como ocurre en la localidad de Santa Rosa, Valle Viejo, cuidar la forestación y el arbolado, y exigir a las autoridades que hagan lo mismo.