jueves 19 de junio de 2025
EDITORIAL

Precarizados

Por Redacción El Ancasti

Todos los economistas –ortodoxos y heterodoxos- coinciden en que en la Argentina no se genera empleo masivo de calidad desde hace cinco años. En este  último lapso, el gran empleador ha sido el Estado. Pero se sabe que, salvo excepciones, esos puestos de trabajo en la Administración Pública son, más que empleo de calidad, una suerte de subsidio al desempleo con obligación –relativa, pero obligación al fin- de una contraprestación con exigencias habitualmente menores.

La generación de empleo de calidad está asociada al crecimiento sustentable de la economía, cosa que no sucede desde 2012. Para evitar una escalada del conflicto social, el sector público en sus niveles municipal,  provincial y nacional dio cabida a cientos de miles de trabajadores que no encontraban su lugar en el sector privado. Pero la gran mayoría de esos nuevos agentes se ha sumado con un grado de precarización laboral alarmante.

El deterioro de los indicadores laborales se ha acentuado en el último año y medio. Según datos aportados por los economistas Santiago Fraschina y Ramiro Bogadollaneda, de la Universidad Nacional de Avellaneda, se perdieron en ese período en la Argentina 58.000 empleos en la industria, 11.000 en el sector de la construcción y más de 26.600 en el transporte y otros servicios. Al mismo tiempo, hubo creación de empleo, respecto de diciembre de 2015, en el sector primario orientado a la exportación, lo cual resulta congruente con las medidas adoptadas por el Gobierno nacional para beneficiar a los sectores agroexportadores.

El Gobierno sostiene, por el contrario, que el empleo ha crecido en el último año. En rigor, si las cifras dadas a conocer se analizan con criterios de desagregación,  lo que se observa es que se ha expandido la planta estatal y la cantidad de monotributistas. En esta última categoría se incluyen trabajadores independientes pero muchos otros que se ven compelidos a facturar por un contrato con empresas o el Estado en una situación evidente de precarización.

Las propias estadísticas oficiales señalan que entre diciembre de 2015 y mayo de 2017 hubo un crecimiento de los inscriptos en el monotributo del 5,9 por ciento, lo que corresponde a 106 mil nuevos ingresos.

Otra distorsión que expertos observan es la que surge de la modificación de la forma en la que el Ministerio de Trabajo contabiliza el empleo registrado privado, porque considera la persona ocupada y no la cantidad de puestos. Como una persona puede tener más de un trabajo, se oculta en ese modo de registración la destrucción de empleo.

Uno de los grandes debates que se vienen en la Argentina es cómo lograr la competitividad de las empresas nacionales, y una de las variantes que se analizan es la de flexibilizar las condiciones de trabajo. Habrá que decir, en rigor, flexibilizar “aún más” las condiciones de trabajo, teniendo en cuenta los cientos de miles de casos de empleo precarizado que crecieron tanto a la sombra del kirchnerismo como del macrismo.

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