domingo 13 de julio de 2025
EDITORIAL

Insensibilidad ciudadana

Por Redacción El Ancasti

Costumbre muy acendrada entre los argentinos es culpar de todo lo malo que pasa a las autoridades. No es que falten los motivos para endilgarles responsabilidades por un listado interminable de situaciones negativas provocadas o no corregidas por quienes nos gobiernan, pero hay también conductas ciudadanas que deben mencionarse como sumamente nocivas para el conjunto de la población, y al mismo tiempo muy difíciles de controlar por parte del Estado.

Valga a modo de ejemplo de lo enunciado la proliferación de incendios forestales, que en una buena proporción –aunque no determinada con exactitud- es provocada por actos humanos negligentes.

Según un informe publicado por El Ancasti, en lo que va del año se han registrado 109 incendios forestales en toda la provincia. El número de siniestros de este tipo es muy superior al registrado en el mismo período del año pasado: 69. Además, en lo que va de 2017 fueron afectadas 4.798 hectáreas, mientras que hasta el mismo día de 2016 se registraban 2.830.

Algunos de estos incendios son provocados por personas imprudentes que encienden una pequeña fogata para fines diversos, que luego se expanden como consecuencia de vientos y la falta de cuidado a la hora de apagarlos.

Otros son causados intencionalmente por la falsa creencia de que quemar pastizales ayuda a que posteriormente broten con más fuerza, cuando en realidad lo que provocan es una degradación importante del terreno, perjudicial para el monte natural que allí crece.

Otra noticia publicada ayer por este diario alude a los vecinos desaprensivos que dañan los cauces de los canales de riego o cauces de ríos y arroyos. El director de Riego de la provincia, Pablo Gigena, relató que días pasados arrojaron un pedazo de carrocería de auto en uno de los canales que va a las colonias.

La gran cantidad de basura que se vierte en esos espacios muchas veces rompen las losetas. Y no es por falta de recolección o de contenedores, sino por una costumbre derivada de la insensibilidad que caracteriza a muchos vecinos de la ciudad Capital y de otras localidades del interior.

Según el funcionario, el 99 por ciento de los problemas que se detectan en los canales de riego obedecen a conductas vecinales dañinas –y por ende evitables- y solo el 1 por ciento restante a rotura en la infraestructura.

Las acciones vandálicas se multiplican en casi todos las paseos públicos de la ciudad, afectando cotidianamente a la infraestructura urbana y provocando que los organismos públicos provinciales y municipales vuelquen recursos para reparar esos daños que bien podrían orientarse a otros fines.

El reclamo a las autoridades, las demandas a los gobiernos por las cosas que están mal y dependen del área de influencia oficial es un derecho que los ciudadanos deben ejercer a conciencia.

Pero los derechos conllevan obligaciones, y una de ellas es cuidar de la infraestructura pública y la naturaleza, adoptando conductas socialmente responsables y solidarias con el prójimo.

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