miércoles 9 de julio de 2025
|| CARA Y CRUZ ||

Pueblo chico, infierno grande

Una fatalidad, la muerte por infarto del secretario de Gobierno de...

Por Redacción El Ancasti

Una fatalidad, la muerte por infarto del secretario de Gobierno de la Municipalidad de Los Altos Jorge Guerrero, precandidato a concejal del Frente para la Victoria, fue el punto más crítico de un proceso electoral que tuvo momentos de mucha tensión en el interior provincial. Síntoma de esto fueron las denuncias cruzadas por dádivas y presiones cuasimafiosas que lo jalonaron hasta las últimas horas. Se desarrollaron contiendas muy duras entre los precandidatos, bajo códigos menos amables que los que rigieron, por ejemplo, la batalla entre los aspirantes a las candidaturas del Concejo Deliberante capitalino del Frente Justicialista para la Victoria. Ocurre que en el interior las elecciones adquieren características más dramáticas. Uno de los motivos, quizás el principal, es que allí la incidencia del Estado es todavía más profunda que en la Capital y las posibilidades de obtener trabajo en el sector privado mucho más estrechas, de modo que la expectativa por acceder a puestos electivos y los esfuerzos para retenerlos se enfatizan. 

Otro podría ser aquello de “pueblo chico, infierno grande”: las inquinas personales y facciosas, aun entre quienes pertenecen a un mismo partido o sector político, suelen cobrar virulencia inusitada. Es decir: las facetas de la gestión política típicas de una provincia con la mayoría de su población dependiente del presupuesto estatal se acentúan en el interior. Las proyecciones hacia octubre de la suma de votos de los candidatos de cada fuerza, bajo estas condiciones, tiene que hacerse con más reservas todavía que en la Capital. No es seguro que quienes pierdan, por ejemplo, las candidaturas a senador o concejal en algún distrito, se avengan a acompañar al ganador sin más para la campaña de octubre. Desde hoy, los derrotados iniciarán con el bando triunfante tratativas para acomodar esquemas, más complejos debido a que no están en juego, salvo en Los Altos y Mutquín, intendencias que permitan traficar con promesas de designaciones y cargos jerárquicos. En el caso del peronismo, lo más habitual es que se requiera el concurso del Gobierno provincial para dar cobertura a los que quedaron sin chances. En la vereda de los radicales los insumos son más escasos: están solo los ejecutivos municipales, muy limitados. Si las negociaciones no cierran a satisfacción de las partes, no faltarán quienes piensen que les resultará más conveniente trabajar para la derrota de su adversario interno y erosionarlo, para ir por la revancha en el próximo turno, que ayudarlo a fortalecerse. Habrá que ver las reacciones.


A nivel provincial, en la interna del FCS/Cambiemos el sector encabezado por Roberto Gómez, Juntos por el Cambio, hizo una elección más que aceptable contra el ex gobernador Eduardo Brizuela del Moral, en un contexto general en el que el Gobierno obtuvo un triunfo muy holgado. La performance de Juntos por el Cambio fue mucho mejor que la lograda por la oposición a Brizuela del Moral en 2013 y 2015, lo que marca una consolidación de la disidencia boinablanca que, en esta oportunidad, desafió las directivas de la Casa Rosada.

Seguí leyendo

Te Puede Interesar