viernes 29 de marzo de 2024
|| CARA Y CRUZ ||

Signos del ocaso

Por Redacción El Ancasti

El acto de lanzamiento de "Vanguardia”, el nuevo sector interno de la Unión Cívica Radical que alumbró el viernes bajo la conducción del diputado provincial Miguel Vázquez Sastre, había sido convocado con suficiente anticipación a través de la prensa y las redes sociales. Lo sabían tanto en el radicalismo como en el PRO, fuerza donde el legislador comparte con varios dirigentes un desembozado apoyo a la administración macrista. De hecho, así lo expresó al cerrar el entusiasta mitin de presentación en sociedad: "Somos de los radicales que venimos a poner el hombro al Gobierno nacional, no nos hagamos los distraídos”, dijo, y de paso fustigó a los correligionarios que "no acompañaron de entrada”, pero que después del triunfo de Cambiemos "fueron los primeros en tocar las puertas de Casa Rosada para ocupar cargos”. Unos días antes, pero no tantos, a la misma hora y en un predio de Fray Mamerto Esquiú, el Movimiento Renovador de la UCR que lidera el ex gobernador y diputado nacional Eduardo Brizuela del Moral decidió hacer otro acto para celebrar los 24 años de vida política del sector. No fue mera casualidad. Los renovadores festejaron más bien pocos cumpleaños y generalmente fueron de bajo perfil. Pero esta vez invitaron a todos los nuevos y viejos afiliados, el propio Brizuela levantó el teléfono para convocar al evento. Hasta contó con ayuda de "amigos” de la Celeste que ese mismo día salieron a pagar becas en FME. Evidentemente, algo tenía inquieto al ex jefe de Estado.

 

Y es que la aparición de Vanguardia representa, en rigor, un desmembramiento del brizuelismo. Tanto Vázquez Sastre como otros tantos dirigentes de su generación venían reclamando desde hace tiempo una mayor apertura en el radicalismo y en particular en el sector que conduce Brizuela del Moral. Un reclamo que chocaba indefectiblemente con una estructura partidaria hermética y estigmatizada por el continuismo de los viejos líderes y el favoritismo por la parentela y los círculos obsecuentes. Antes que Vázquez Sastre ya habían hecho rancho aparte la diputada Juana Fernández y el médico Roberto Gómez –ex candidato a senador capitalino-, quienes conformaron el espacio Morada, unidos también por la misma motivación: el anquilosamiento boinablanca. Así es la dinámica de la política. Cuando un sector hegemónico no abre el juego y se encierra, los de abajo buscan su propio espacio. Vanguardia y Morada son la expresión más clara de la reclusión brizuelista. Y representan su más cruda paradoja: el Movimiento Renovador no se renueva a sí mismo; por el contrario, ha devenido en un sector tan conservador como nepótico.


Las diferencias quedaron aún más claras en el plano del discurso. Vázquez Sastre no solo convocó a apoyar al gobierno de Mauricio Macri, en honor, recordó, la palabra empeñada en la Convención radical de Gualeguaychú, sino que también exhortó a conformar las listas de candidatos con los "mejores hombres y mujeres que demanda la sociedad”. Por su lado, Brizuela del Moral reiteró lo que viene diciendo desde que dejó el mando provincial: criticó al gobierno de Lucía Corpacci por no cuidar las obras públicas que heredó de él y que no les pague a los docentes los sueldos que les pagaba en su gestión, "los mejores del NOA y uno de los más altos de la grilla nacional”, se regocijó. Al acto de Vázquez Sastre concurrieron dirigentes del PRO, de la línea Celeste y hasta de Movilización –de hecho, habló allí su presidente Simón Hernández, sobrino de Brizuela del Moral-. Al del ex gobernador fueron apenas los más cercanos. En el club Juventud se respiró entusiasmo y energía; en FME, los concurrentes presenciaron otra réplica de la misma puesta en escena de los últimos cinco años. Tal vez haya que pensar que ha comenzado el ocaso de un liderazgo de un lado y una renovación forzosa del otro. El tiempo dirá si esta tendencia adquiere otro valor en el juego electoral.

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