jueves 28 de marzo de 2024
Lo bueno, lo malo y lo feo

La masacre del pueblo mapuche

Tengo el agrado de dirigirme al señor Director, para solicitarle quiera tener a bien, conceder espacio en su prestigioso Diario, la siguiente publicación:
Esta tiene el propósito de referirme a algunos hechos históricos que hoy, a través de una nueva visión merecen ser reconsiderados dentro de un marco real, para no seguir venerando una quimera como el caso del Día de la Raza, el que se conmemora el 12 de octubre como fecha clave de nuestro origen racial.

Desde mi punto de vista, estimo que se trata de un despropósito instituido caprichosamente, ya que el indicio de raza desapareció hace mucho tiempo para dar cabida a una cultura que, a pesar de los años transcurridos, todavía no podemos asumir.

De todas maneras, hablar de esta fecha es vincular inexorablemente al dueño original de tierras americanas, o sean las llamadas culturas indígenas, quienes, de una u otra forma, supieron convivir con sus códigos y tradiciones, posteriormente destruidos sin piedad por aquellos usurpadores al servicio del rey español.

Lamentablemente, esto no se agotó con la Revolución de Mayo, constituye tan solo un cruel exordio de los hechos que se van a suceder en nuestro territorio y con protagonistas argentinos, o sea, aquel genocidio operado a través de dos Presidentes a fines del siglo 19. ¿Entonces, vamos a culpar únicamente al avance español y tapar las calamidades ejercidas por nuestros propios hermanos?
¿Podemos olvidar la matanza de los mapuches operada por tropas comandadas por Julio Argentino Roca durante la presidencia de Avellaneda, violando la Ley 947 del Congreso de la Nación que prohibía el cruce del Río Negro y Neuquén en su famosa campaña? En esta y después de algunas escaramuzas, se apoderaron de sus tierras y otros bienes para repartírselos entre los vencedores, entregando también como franquicias de venta a compradores extranjeros.

El pueblo mapuche fue una comunidad culta y pacífica, como así organizada política y socialmente, incluso identificada con nuestra bandera nacional, pero, para su desgracia, dueños de tierras fértiles y de gran valor, generando la ambición de los osados generales y de algunos políticos que no hicieron otra cosa que poner en práctica las habituales connivencias que tienen tanta resonancia en nuestros días.

Esta usurpación también fue llevada a la práctica por otros personajes que hoy figuran en el bronce, como el general Conrado Villegas, Emilio Conessa, el coronel Silvano Daza. Asimismo, muchas calles en nuestra provincia llevan el nombre de estos “próceres”.
Esto es tan solo el preludio de lo que vino después con la despiadada Campaña del Desierto, cuando se operó el sometimiento de los vencidos a la saña y capricho de los ricos de Bs. As., sin contar los castigos que el ejército impuso a los que intentaron defender a sus familias y propiedades. Matar en guerra se considera heroísmo, pero, mi pregunta es, ¿la matanza de los mapuches fue guerra o usurpación y genocidio?

Nunca se reivindicó a esta cultura que siempre fue considerada como algo marginal, hoy es tan solo el recuerdo en la mente de los más ancianos que no pueden olvidar aquella masacre donde perecieron sus hermanos y despojados de sus bienes los que pasaron a manos de ricos porteños y ambiciosos extranjeros.

Queda mucho por decir de esas atrocidades del pasado, entrar en detalle, aunque muy importante, se requiere un extenso margen.

Estas aberraciones hieren profundamente, concebirlas so pretexto de propulsar el progreso no tiene perdón. La sangre de nuestro pueblo no es como lo dijera nuestro prócer Sarmiento, “...abono útil para la regeneración del país”, por el contrario, es la sabia que nutrió cientos de generaciones las que a costa de grandes gestas conservaron estas tierras para luego ser extrañamente usurpadas por mezquinos intereses.

¿Este hecho no podría haber sido considerado “lesa humanidad” en lugar de ser aplaudido hipócritamente?

Lic. Oscar Ramón Barrionuevo 
LE 6.941.347 

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