viernes 22 de marzo de 2024
EDITORIAL

Tolerancia cero

Por Redacción El Ancasti
Que la iglesia es una institución que a lo largo de su historia ha mostrado las vicisitudes propias del ser humano, sus contradicciones, que ha legado a la humanidad mártires que han dado la vida por sus semejantes o por causas justas al mismo tiempo que albergado a protagonistas de las peores aberraciones, es una verdad que muy pocos se atreven a discutir.

La Iglesia santa y pecadora (casta meretrix) de San Agustín hoy se nos muestra con una crudeza pocas veces vista. Los indignantes casos de pedofilia que tienen como victimarios a sacerdotes y monjas no son nuevos, pero alcanzan mayor difusión porque hay una voluntad de revelarlos a los efectos de producir transformaciones necesarias y profundas dentro de la institución.

Si a Benedicto XVI le corresponde el mérito de ordenar un relevamiento de una serie de aberraciones que ocurrían puertas adentro de los templos y los conventos, a Francisco hay que asignarle el valor de poner en marcha un proceso de cambio a partir de la aceptación pública de los pecados cometidos y un pedido de perdón que debe interpretarse como un mensaje de tolerancia cero.

Ese ha sido precisamente el corazón de la carta escrita por el Pontífice días atrás, en ocasión de celebrarse la festividad de los Santos Inocentes. Refiriéndose a los casos de abusos sexuales cometidos en la Iglesia, Francisco invitó a los obispos a escuchar "el llanto y el gemir de estos niños” y también de la Iglesia, que, dijo, "llora no solo frente al dolor causado en sus hijos más pequeños, sino también porque conoce el pecado de algunos de sus miembros”.

"Tomemos el coraje necesario para implementar todas las medidas necesarias y proteger en todo la vida de nuestros niños, para que tales crímenes no se repitan más. Asumamos clara y lealmente la consigna ‘tolerancia cero’ en este asunto”, añadió.

El mensaje cobra mayor importancia en nuestro país en un contexto en que se ha corrido el velo de los indignantes casos de abuso sexual cometidos en un instituto de Mendoza contra niños sordomudos. No se trata de un hecho aislado: actualmente la Justicia argentina investiga la participación de al menos 16 sacerdotes y dos monjas en casos de pedofilia, de acuerdo con los datos de un registro que lleva la Red de Sobrevivientes de Abuso Eclesiástico.

A estas pesquisas judiciales deben sumarse las condenas ya efectivas a religiosos, entre ellas la que recayó sobre Julio César Grassi, protagonista del caso sin dudas más resonante, y muchos otros episodios aún no judicializados porque las víctimas, o sus familiares, no se animan a presentar la denuncia.

Tal vez uno de los escollos más difíciles de sortear para llegar al esclarecimiento de estos casos de abuso sea la escasa colaboración que presta un sector de la jerarquía eclesiástica. Lo afirma sin tapujos Carlos Lombardi, abogado de la Red de Sobrevivientes: "A cada cura abusador le corresponde un obispo encubridor”.

De modo que debe entenderse que la tolerancia cero ordenada por Francisco debe aplicarse no solo a los abusos sexuales dentro de la Iglesia, sino también a las maniobras de encubrimiento que intentan impedir es esclarecimiento de los hechos, aunque en este caso los implicados ostenten altas investiduras.


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