lunes 14 de octubre de 2024
EDITORIAL

Polémicas insignificantes

Por Redacción El Ancasti

Es una constante: cualquier idea, proyecto o iniciativa que se debate en Catamarca se convierte de inmediato en tema útil para las chicanas políticas entre las fuerzas mayoritarias de la provincia.

Sucede hasta en temas que no deberían ser materia de controversias, sino más bien disparadores de debates constructivos. Como por ejemplo el crédito de U$13 millones que será destinado a la ejecución del Programa Estratégico de Infraestructura de Turismo Sustentable. Con ese dinero, se pretende la construcción del Museo del Folclore y el Centro de Convenciones en la ciudad Capital; el Museo de los Sabores Catamarqueños en Tinogasta; un Polo Científico y Arqueológico de las Culturas Andinas en Santa María y un Centro de Sensibilización en la Puna, en El Peñón.

Como el préstamo requiere de aprobación legislativa, el tema se instaló como excusa para que el Frente para la Victoria y el Frente Cívico y Social expongan públicamente sus discrepancias, que empezaron en las diferencias de criterio respecto de las comisiones a las que el proyecto debe girarse para terminar en las presuntas virtudes o defectos de las gestiones de turismo del actual gobierno y del anterior, que culminó su mandato en 2011.

Peleas tan insignificantes y escasamente relevantes para el resto de la sociedad desviaron la atención respecto de la centralidad que en el proyecto tiene el tema del turismo sustentable, del que se habla mucho pero poco se conoce en realidad.

El turismo sustentable es aquel que compatibiliza la industria turística con una cuidadosa protección del medio ambiente. El requisito es clave, teniendo en cuenta que durante muchos años la actividad se desarrolló sin considerar la incidencia que tenía en el entorno natural y cultural, provocando muchas veces daños enormes o incluso devastaciones irreversibles.

De modo que la promoción de un turismo de estas características debe conservar la diversidad biológica del entorno, respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades autóctonas, conservando sus valores y tradiciones.

Resulta, además, una gran oportunidad para comunidades alejadas de las grandes urbes y que no cuentan con otras alternativas viables de desarrollo. Se convierte de esa manera en una herramienta de desarrollo local que crea nuevos emprendedores y genera fuentes de trabajo.

Basta repasar sus principales características para entender que este tipo de turismo se adapta perfectamente a la realidad de nuestra provincia. Presenta un mayor grado de desarrollo en otras provincias del noroeste argentino, en particular Salta y Jujuy.

El turismo sustentable requiere tanto de las comunidades locales como del Estado, que debe proveer los recursos necesarios para su desarrollo. Por ejemplo, en lo que respecta a la creación de infraestructura, que es uno de los propósitos mencionados en la iniciativa que el gobierno pretende impulsar con el financiamiento del crédito mencionado al comienzo de este artículo.

Si hay coincidencia generalizada que el Turismo Sustentable es una opción muy válida para Catamarca, nuestros representantes deberían poner sus energías en formular aportes para enriquecer el proyecto, que aparece por el momento como bastante incompleto, y no para dirimir disputas que le interesa a muy poca gente.

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