Atrás parecen haber quedado los tiempos en los que la gran mayoría de las mujeres tenían sus hijos a través de partos naturales, con una asistencia mínima para el cuidado de la madre y, en particular, del recién nacido.
Atrás parecen haber quedado los tiempos en los que la gran mayoría de las mujeres tenían sus hijos a través de partos naturales, con una asistencia mínima para el cuidado de la madre y, en particular, del recién nacido.
Solo cuando surgía alguna complicación era necesaria la intervención médica de manera más intensa, y eventualmente se decidía la realización de una operación cesárea.
Hoy, en los sanatorios privados la excepción parece ser el parto natural, y la regla la operación cesárea. Comodidad, sobre todo para el personal médico, y mayor facturación de los honorarios profesionales, son las razones que no se explicitan pero que sin duda son determinantes de esta verdadera "epidemia” de cesáreas, como señalan los especialistas.
En el marco de la Semana Mundial del Parto Respetado, la Organización Mundial de la Salud acaba de difundir cifras que dan cuenta de que casi el 40% de los partos en América Latina son por cesárea, cuando el promedio que recomiendan los expertos para este tipo de intervención quirúrgica debería oscilar entre el 10 y el 15%. Pero se trata de lo que sucede mayoritariamente en los centros de salud del sector público, por lo que, si se consideraran los datos del sector privado, el porcentaje superaría largamente la mitad de los partos.
En la Argentina, según un relevamiento realizado por la obra social IOMA en trece provincias, la tasa de cesárea es del 75%, incluyendo el sector privado. Brasil tiene un promedio de 54% de partos por cesáreas en el sistema público, pero ese porcentaje se dispara a 80% con el sector privado.
"Las cesáreas aumentan sin control en América Latina, la región donde más se realiza esta práctica en un mundo ya plagado de intervenciones muchas veces innecesarias" y la cantidad injustificada va "en aumento sin ninguna razón médica, poniendo en riesgo innecesario a miles de mujeres y sus bebés", advierte un informe de la Organización Panamericana de la Salud.
El parto por cesárea entraña mayor riesgo para las mujeres. Por ejemplo, pierden el doble de sangre que en el parto normal y las posibilidades de infección uterina son mayores. Además, el período de internación y recuperación es más extenso.
El parto normal fortalece el sistema inmunitario del bebé, limpia el líquido de sus pulmones, recibe mayor oxigenación y se encuentra de forma inmediata con su madre, lo que favorece de paso a la producción de leche y fortalece el vínculo afectivo.
En nuestro país está en vigencia la Ley de parto respetado, que además de garantizar una serie de derechos de las mujeres y de la familia en donde se va a desarrollar el bebé, prioriza el parto natural por sobre la cesárea.
Sin embargo, la falta de controles o auditorías de las autoridades de Salud favorecen la generalización de cesáreas sin que éstas puedan justificarse desde una perspectiva médica.
La comodidad no puede distorsionar el curso de la naturaleza en el milagro del nacimiento de una persona. Mucho menos la especulación comercial, sobre todo porque añade riesgos innecesarios tanto para la madre como para el bebé.