domingo 20 de abril de 2025
EDITORIAL

Violencia, fallo y polémica

Por Redacción El Ancasti

Un fallo judicial sin precedentes generó polémica en Catamarca. Ocurrió el miércoles, cuando por unanimidad los jueces de la Cámara en lo Criminal de Segunda Nominación decidieron otorgarle el beneficio del juicio a prueba (probation) a un joven acusado por el delito de "lesiones graves agravadas por el vínculo".

Los jueces suavizaron bastante la condena atendiendo algunos atenuantes, como por ejemplo que la pareja continuó la relación, que tuvieron un hijo y que el joven violento inició tratamiento psicológico. Es la primera vez que un Tribunal toma esta decisión en la provincia.

Nos es, claro, lo que suele aconsejarse en los casos de violencia de género, pues los especialistas argumentan que la reincidencia de los violentos es un hecho comprobado.

Según la crónica periodística, el caso se habría registrado en el barrio 20 de Marzo en 2014, en la zona sur de la ciudad, cuando una joven denunció que su novio y concubino la habría golpeado con un palo en la espalda, luego de una discusión. Debido a que los golpes fueron dados con mucha violencia, los hematomas que tuvo la joven demandaron más de 30 días de curación, por lo que el joven fue imputado y acusado por el delito de lesiones graves agravadas.

Durante el proceso la pareja se reconcilió y no se repitieron los hechos de violencia.

Si bien el fiscal Gustavo Bergesio pidió la continuidad del proceso, los jueces decidieron ofrecerle una oportunidad al joven y a la pareja, y tras ordenar diferentes medidas, entre ellas que continúe con tratamiento psicológico, fallaron a favor de la suspensión del juicio.

La polémica gira en torno a si un hombre que le pegó a su pareja merece una nueva oportunidad. La respuesta primera que surge es: depende el caso. El que nos ocupa se refiere a un hecho de gran violencia, lo que funciona como agravante, pero tiene otras características que operan como atenuantes, como ya se señaló.

Los especialistas en violencia de género aseguran que el hombre violento no deja de serlo por más promesas de arrepentimiento que le haga a su víctima. Es más, indican que la etapa del arrepentimiento o "luna de miel” es la que sigue a la de violencia física. En esta etapa, el agresor pide disculpas y asegura que va a cambiar.

Pero, desde esta perspectiva, a esta fase le seguirá inevitablemente otra, denominada acumulación de tensiones, que es la etapa previa a la aparición de otro episodio de violencia, el "estallido”.

Los jueces en este caso entendieron que el hombre no solo declaró su arrepentimiento como una manera de recomponer la relación, sino que además dio muestras evidentes, en la práctica, de que estaba arrepentido.

Tal vez no deba arribarse a una conclusión definitiva sobre este debate, pero la inmensa mayoría de los casos enseña que difícilmente un ataque de gran violencia se dé por única vez o de manera aislada.

A veces las personas tienden a tener una mirada esperanzadora de la realidad, y creen en la posibilidad del arrepentimiento. Pero la buena voluntad o una mirada ingenua pueden ser arrasadas por la cruel realidad. Esta tensión recorre buena parte de la historia humana.

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