Un fallo judicial sin precedentes generó polémica en
Catamarca. Ocurrió el miércoles, cuando por unanimidad los jueces de la Cámara
en lo Criminal de Segunda Nominación decidieron otorgarle el beneficio del
juicio a prueba (probation) a un joven acusado por el delito de "lesiones
graves agravadas por el vínculo".
Los jueces suavizaron bastante la condena atendiendo algunos
atenuantes, como por ejemplo que la pareja continuó la relación, que tuvieron
un hijo y que el joven violento inició tratamiento psicológico. Es la primera
vez que un Tribunal toma esta decisión en la provincia.
Nos es, claro, lo que suele aconsejarse en los casos de
violencia de género, pues los especialistas argumentan que la reincidencia de
los violentos es un hecho comprobado.
Según la crónica periodística, el caso se habría registrado
en el barrio 20 de Marzo en 2014, en la zona sur de la ciudad, cuando una joven
denunció que su novio y concubino la habría golpeado con un palo en la espalda,
luego de una discusión. Debido a que los golpes fueron dados con mucha
violencia, los hematomas que tuvo la joven demandaron más de 30 días de
curación, por lo que el joven fue imputado y acusado por el delito de lesiones
graves agravadas.
Durante el proceso la pareja se reconcilió y no se repitieron
los hechos de violencia.
Si bien el fiscal Gustavo Bergesio pidió la continuidad del
proceso, los jueces decidieron ofrecerle una oportunidad al joven y a la
pareja, y tras ordenar diferentes medidas, entre ellas que continúe con
tratamiento psicológico, fallaron a favor de la suspensión del juicio.
La polémica gira en torno a si un hombre que le pegó a su
pareja merece una nueva oportunidad. La respuesta primera que surge es: depende
el caso. El que nos ocupa se refiere a un hecho de gran violencia, lo que
funciona como agravante, pero tiene otras características que operan como
atenuantes, como ya se señaló.
Los especialistas en violencia de género aseguran que el
hombre violento no deja de serlo por más promesas de arrepentimiento que le
haga a su víctima. Es más, indican que la etapa del arrepentimiento o "luna de
miel” es la que sigue a la de violencia física. En esta etapa, el agresor pide
disculpas y asegura que va a cambiar.
Pero, desde esta perspectiva, a esta fase le seguirá
inevitablemente otra, denominada acumulación de tensiones, que es la etapa
previa a la aparición de otro episodio de violencia, el "estallido”.
Los jueces en este caso entendieron que el hombre no solo
declaró su arrepentimiento como una manera de recomponer la relación, sino que
además dio muestras evidentes, en la práctica, de que estaba arrepentido.
Tal vez no deba arribarse a una conclusión definitiva sobre
este debate, pero la inmensa mayoría de los casos enseña que difícilmente un
ataque de gran violencia se dé por única vez o de manera aislada.
A veces las personas tienden a tener una mirada
esperanzadora de la realidad, y creen en la posibilidad del arrepentimiento.
Pero la buena voluntad o una mirada ingenua pueden ser arrasadas por la cruel
realidad. Esta tensión recorre buena parte de la historia humana.