domingo 20 de abril de 2025
EDITORIAL

Excepciones que confirman la regla

Por Redacción El Ancasti
La crónica periodística indica que en La Rioja se está por poner en marcha un innovador proyecto: la construcción de un barrio de 150 viviendas bioclimáticas y sustentables solicitada por legisladores de esa provincia.

La responsabilidad de la construcción del complejo habitacional será de Ricardo Herrera, un arquitecto que posee una cantera en Fiambalá y que utiliza hormigón con arena volcánica para la construcción. 

Las viviendas que Herrera construye son –detalla un informe de El Ancasti publicado ayer- en base a arena de pómez. Tienen una aislación térmica única en el país pero además energía solar, calefón solar y un proceso de recuperación de aguas grises, es decir, las que provienen del lavado de utensilios o del aseo de las personas, y que se pueden reutilizar, por ejemplo, para riego o la descarga en el inodoro.

De modo que se trata de viviendas que ahorran energía eléctrica, gas y agua. Además, el hormigón que se construye con arena volcánica es un 40 por ciento más liviano que el convencional y no es contaminante.

Lo que la arquitectura sustentable hace es concebir un diseño de construcciones que optimice los recursos naturales y minimice el impacto ambiental sobre el medio ambiente y sus habitantes.

Procura el uso de materiales y técnicas que reduzcan el consumo de energía para calefacción, refrigeración e iluminación, sin afectar los requisitos de confort, salubridad, iluminación y habitabilidad de las edificaciones. Además, propicia el reciclado como técnica de construcción y la reutilización del agua, como ya se apuntó en el caso de las viviendas que se construirán en la vecina provincia.

El mentor de esta iniciativa innovadora, que pretende instalar una fábrica de ladrillos, bloques y placas en la localidad del oeste provincial, se queja del escaso apoyo que tiene de parte del sector público catamarqueño para desarrollar este tipo de arquitectura en la provincia.

No es, por cierto, el único que tiene quejas de esta índole. En general, la denominada arquitectura sustentable, también denominada verde o ecológica, cuya eficacia ya ha sido largamente probada con las más variadas y originales técnicas en todos los rincones del planeta, no es prioridad para las políticas que se encargan de la construcción de viviendas sociales o infraestructura púbica. Hay algunos ejemplos que funcionan como evidencia de su validez, pero son, al menos por ahora, las excepciones que confirman la regla.

Tal vez esté llegando el momento, en materia de promoción de la arquitectura sustentable, de superar la etapa experimental, que ha dado resultados muy auspiciosos, para ingresar en otra, que la imponga como prioridad. 

No hay argumentos de peso, ni respecto de los costos ni tampoco de su utilidad y funcionalidad, que puedan ser exhibidos para justificar el escaso apoyo, como no sea cierta desidia, un poco de ignorancia, o, quizás, compromisos de otra índole con las empresas constructoras que apelan a los métodos tradicionales.
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