viernes 13 de septiembre de 2024
EDITORIAL

Pesada herencia

Por Redacción El Ancasti
Es muy probable que el reordenamiento del Estado y del gasto público lleve algún tiempo más y que, en muchos casos, las consecuencias puedan ser costosas desde el punto de vista social. Es lo que se está observando estos días con los constantes despidos de personal que fue contratado en los últimos meses de la gestión kirchnerista, en el marco de una retirada desesperada e irresponsable desde el punto de vista de la administración del erario. 

Al respecto, una editorial del diario La Nación de ayer, titulada "Estado pobre, militancia rentada”, sostiene que "nunca  antes el empleo público había tenido un crecimiento tan descontrolado y de consecuencias tan gravosas para la economía del país como durante los últimos 12 años, en los que gobernó el kirchnerismo”. Agrega que "se han alimentado y mantenido plantas estatales de dimensiones elefantiásicas, llegando al ridículo de no poder explicar siquiera su relación proporcional respecto del total de la población en muchos puntos de nuestro territorio”.

En tal sentido, considera una "paradoja tragicómica” de esa situación la actitud de la gobernadora de Santa Cruz, Alicia Kirchner, quien apenas asumió se mostró indignada por el enorme déficit fiscal con el que recibió la provincia, por la cantidad de escuelas, hospitales y oficinas públicas que no funcionan, y por el grosero desborde de la planta estatal.

Para La Nación, la mandataria patagónica se comporta como si el "kirchnerismo no hubiera gobernado durante los últimos 24 años” esa provincia, "sobreactúa su asombro” y su reacción ha sido "curiosa –cuando no hipócrita-"al apelar a un decreto para censar a los empleados públicos santacruceños. 

Precisamente, el mismo análisis de tal hecho fue realizado por El Ancasti en su Mirador Político del 3 de este mes, con el título "Detrás del relato, la realidad”, donde se consignó la contradicción de Alicia Kirchner al renegar de algo que había defendido a capa y espada durante los años de kirchnerismo en esa provincia y en Argentina. 

Decía el Mirador de ese domingo, a propósito del "desalentador” balance que hizo la gobernadora del Estado patagónico a horas de asumir: "No se puede afirmar con certeza si ese día sorprendió más la revelación del estado calamitoso de Santa Cruz o el histrionismo de Alicia. Porque ni ella, ni su cuñada Cristina, ni su fallecido hermano Néstor ni su sobrino diputado Máximo podían desconocer la realidad de la provincia que esa familia gobernó durante 24 años. Y, por cierto, resulta increíble suponer que Daniel Peralta, el ex gobernador, se diera maña para incendiar el edén kirchnerista en solo 4 años”.

Más aún: "La provincia patagónica (…) fue también el origen del Frente para la Victoria que ideó y encarnó un modelo político, ‘nacional y popular’, que gobernó el país con un centralismo exacerbado, con premios a los obedientes y sumisos y castigos a los insurrectos. Con un feudalismo recalcitrante y decadente. Con una concepción autoritaria del Estado, basada en un populismo tan retrógrado como inconducente para desarrollar el país”

"Y Alicia fue una de las protagonistas principales de ese modelo. Estuvo en sus inicios, colaboró, lo defendió y, por supuesto, se benefició con las gangas del Estado”. "Se victimiza por las consecuencias del ‘Estado permisivo’, por los gastos que exceden los ingresos y las escuelas que se caen a pedazos. Tanta hipocresía indigna”.
La coincidencia entre las notas editoriales de ambos diarios responde en verdad a una opinión crítica generalizada en la Argentina de estos días: la necesidad imperiosa de terminar con el clientelismo en la política y de reducir su incidencia en el Estado, tanto en el orden nacional como provincial y municipal. 
Es el principio del camino para volverlo más eficiente y alentar otras fuentes de empleo en el sector privado. 
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