Cuando en el año 2000 se formularon los Objetivos del Milenio reinaba cierto escepticismo en la comunidad científica mundial respecto de la posibilidad de alcanzarlos. Para la mayoría se trataba de metas de cumplimiento utópico, y que se enunciaban con el solo propósito de propiciar acciones y programas tendientes a acercarse al objetivo.
Pero en el caso del VIH-Sida, que se expresó como "la detención y reducción de la propagación de la enfermedad”, el objetivo se alcanzó en 2015 en casi un centenar de países. Según un estudio publicado esta semana por la agencia de las Naciones Unidas contra el sida (Onusida), la propagación de la epidemia fue detenida en 22 países y retrocedió un 20 por ciento en otras 62 naciones. El informe agrega que, en promedio, la incidencia de esta enfermedad cayó un 37 por ciento entre la población juvenil.
También este año se alcanzó el objetivo fijado en 2011, que era tratar con antirretrovirales a 15 millones de personas. En 2001, el número de portadores del virus tratado era de solo un millón.
Las muertes por VIH también se redujeron un 42% con 1,2 millones de fallecimientos el año pasado frente a los 2 millones que hubo en el 2005.
Con el entusiasmo del éxito logrado, Naciones Unidas se fijó una nueva meta, esta vez muy ambiciosa, que es la de erradicar la epidemia totalmente en el año 2030, lo que demandaría un aporte de 32.000 millones de dólares anuales durante el próximo lustro.
Los avances logrados son más importantes en los países desarrollados. En América Latina el progreso se ha desacelerado. Es decir, la enfermedad sigue avanzando, pero a un ritmo menor que años atrás. Argentina se encuentra entre los países que logró frenar el avance de la epidemia.
En nuestro continente el mejor ejemplo es Cuba, que hace pocos días fue el primer país del mundo en recibir la validación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por haber eliminado la transmisión del virus del sida (VIH) y de la sífilis de madre a hijo. El ministro de Salud del país caribeño –líder regional y mundial en muchos aspectos de la salud pública- explicó que el logro fue posible por el sistema social de ese país, al que calificó de "gratuito, accesible, regionalizado e integral”.
Los resultados mundiales, sin embargo, no se replican debidamente en Catamarca, donde en el primer trimestre de este año se registraron 20 casos. Proyectando esta cantidad a todo el año, los nuevos casos llegarían a 80, 20 más que los detectados en 2013. Sería, en caso de cumplirse este pronóstico, el tercer año consecutivo con incrementos en los casos de HIV positivo.
Posiblemente influyen en este preocupante aumento cierta laxitud en la prevención provocada precisamente por el mejor acceso a tratamiento y la posibilidad de tener una mejor calidad de vida que antes, si se accede a los medicamentos.
De modo que es preciso que en nuestra provincia se incrementen los programas de prevención y de concientización que tantos buenos resultados dieron en las últimas tres décadas. Catamarca se sumaría, así, al esfuerzo mundial por terminar con la epidemia y alcanzar la meta fijada ahora para dentro de quince años.