viernes 29 de marzo de 2024
|| CARA Y CRUZ ||

El caso Centeno: desde otro ángulo

El testimonio de Cristina Espeche, madre del adolescente Leandro Centeno, asesinado hace dos años tras ser torturado, ...

Por Redacción El Ancasti
El testimonio de Cristina Espeche, madre del adolescente Leandro Centeno, asesinado hace dos años tras ser torturado, por diferencias en torno a una moto robada, completó ayer un cuadro brutal del que la sociedad catamarqueña no termina de hacerse cargo: el de la marginalidad y los nefastos efectos de las drogas. En el banquillo de los acusados está la familia Delgadino: Domingo, el padre, Facundo y Diego, los hijos, y Nelson Solórzano, primo de los dos muchachos. Facundo dijo que fue el único responsable por la muerte. Rosa Yamile Vera, una joven amiga de Centeno y los hermanos Delgadino, cargó sobre toda la familia Delgadino. Según los acusados, Centeno pretendió cobrarles rescate por una moto robada. Esto desencadenó la represalia fatal. Domingo Delgadino despegó del crimen pero trató de justificar a sus hijos acusando a los Centeno: "Acá no hay víctimas ni victimarios. Ellos (por la familia de Centeno) se consideran víctimas, pero mi familia también lo es. Son una familia que está en el tema de la venta y consumo de drogas, de reclutar chicos para eso y de robar motos". Rosa Vera, a cuyo domicilio los Delgadino llevaron primero a la víctima, dijo que en un momento fue a la casa de una tal Sonia Molina y le pidió que devolviera la moto en litigio "porque le estaban pegando mucho a Leandro".


Con estos elementos no hace falta esperar la finalización del juicio oral para tener una idea aproximada del ambiente en el que se mueve esta gente. El planteo de la defensa inscribe el salvaje homicidio en un "ajuste de cuentas" de los Delgadino contra Centeno. Facundo dijo que actuó drogado y que se droga "de toda la vida". Se ve venir: los estupefacientes serán postulados como un atenuante. Que esto sea aceptado o no, depende del tribunal y de las leyes, pero lo que acá interesa consignar es hasta dónde llevan las drogas en los márgenes, donde se manejan códigos delictivos y la denuncia a la policía y la justicia no forma parte de las conductas admitidas. Hayan tenido o no los Delgadino la intención de asesinar a Centeno, lo concreto es que lo sometieron a un castigo sostenido, a una tortura para recuperar una moto robada o bien sancionarlo. Este cáncer de la marginalidad crece y nadie está exento de sufrir las consecuencias. No se trata de estigmatizar, sino de alertar sobre la urgencia de hacer algo al respecto, conjugando políticas tendientes a reducir la marginalidad y el flagelo de las adicciones, cuyos resultados de ningún modo serán inmediatos, con otras de protección a la sociedad ante los extravíos provocados por los estupefacientes. No es inverosímil que la "justicia por mano propia" que tan implacablemente parece haberse aplicado en esta oportunidad pueda ser ejecutada en algún momento sobre quienes se consideran la "parte sana" de la sociedad. Como ya se dijo, quizás haya llegado el momento de preguntarse si es sensato hablar de "partes sanas" en una comunidad donde las drogas constituyen ya un problema gravísimo. El interrogante no es ocioso: mientras la sociedad no asuma que la marginalidad y las drogas no son un problema de otro, de los marginales, sino propio, no será efectiva la presión para que se destinen recursos humanos y materiales importantes para abordar tan funestos flagelos. 


Asesinatos para sostener que nadie está a salvo de las drogas y la marginalidad no faltan. La docente Fabiana Aranguez fue asesinada por Darío Castro, un adicto que se suicidó en la cárcel. Damián "Bebe" Cano mató a Susana Aguilar bajo los efectos de la droga y es sospechoso en el crimen de la psicóloga María Eugenia Rojas. Más allá del desenlace del juicio contra los Delgadino, sería un error desvincular el homicidio de Centeno de los ejemplos consignados solo por las características de las víctimas. Los detalles que los diferencian, desde la perspectiva asumida en este análisis, son anecdóticos ante el elemento común que es la droga. De esto tienen que sentarse a hablar los catamarqueños y sus representantes. Demasiados cadáveres demuestran ya lo inconveniente de las dilaciones.
 

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