jueves 28 de marzo de 2024
|| CARA Y CRUZ ||

Defectos de percepción

Es una pena que las autoridades encargadas de promover el desarrollo de Catamarca eroguen tantos esfuerzos en políticas....

Por Redacción El Ancasti
Es una pena que las autoridades encargadas de promover el desarrollo de Catamarca eroguen tantos esfuerzos en políticas de incierto resultado o ciertamente destinadas al fracaso. Es un gasto inútil de energías que podrían evitar con solo prestar atención a lo que ocurre en su entorno, conducta que podría reportarles incluso réditos políticos personales, además de los eventuales beneficios para la provincia. Un caso ilustrativo al respecto se dio esta semana, con el premio Reservado Campeón Senior Menor otorgado en la exposición Rural de Palermo al toro braford "Goliat", criado y desarrollado genéticamente en la cabaña Santo Domingo, en el departamento La Paz, a partir de un embrión adquirido en Australia. El animal fue vendido a SEMEX Argentina, una empresa multinacional dedicada al desarrollo genético de embriones para obtener mayor calidad en carne y leche, por $445 mil. Se trata de un importantísimo logro de la cabaña catamarqueña Santo Domingo que contrasta con el promocionado "Plan Toros" del Gobierno, consistente en la adquisición de 200 toros de raza que se distribuyeron hace dos años entre productores ganaderos, parte de los cuales fallecieron. El detalle significativo es que los toros del Plan Toros se compraron afuera, a un alto precio, mientras en Catamarca hay emprendimientos con un avanzado trabajo en el desarrollo genético. Una vaca de la cabaña Santo Domingo ya fue premiada el año pasado también en Palermo, barrio porteño donde parecen estar mejor enterados que los funcionarios locales de lo que ocurre en Catamarca.


El Gobierno y el Ministerio de Producción tienen que darse cuenta de que hay productores de productos generalmente muy buenos en Catamarca, que no hace falta ir a buscarlos afuera. Hay mucha producción y mucha gente que está trabajando. En Catamarca hay genética para catamarqueños", avisó Alejandro Lauret, administrador de cabañas Santo Domingo. "El centro genético compró un toro para sacarle semen. Goliat -informó Lauret- es hijo de un toro que dio muy buenas crías. Esto se comercializará en toda Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y todo lo que es parte del Mercosur". Aparte de la distracción en la cartera de Producción provinciana, es notable la indiferencia del INADI. Se asiste a un inadmisible y flagrante caso de discriminación para con las vacas catamarqueñas, que a diferencia de sus pares del resto del país, Uruguay, Paraguay, Brasil y el Mercosur, no pueden acceder a los codiciados espermatozoides del laureado Goliat. Después dicen que se prioriza a los catamarqueños, pero en otros lares se comen el lomo mientras las vaquitas locales se tienen que conformar con azotillo. Este "Goliat" -ver la foto- parece ser un "Pocho" Lavezzi del mundillo ganadero y se irá a alegrar ajenos potreros.


Pero no hay que cargar excesivas responsabilidades sobre el Ministerio de Producción y otras áreas del Gobierno. También debe admitirse que parte de la culpa corresponde a la ingenuidad de Lauret y la Cabaña Santo Domingo, que no advierten el sentido de algunas gestiones, demasiado evidente para otros menos inocentes. Mientras "Goliat" evolucionaba de embrión a toro, fueron sostenidas otras políticas de Producción aparte del Plan Toros (foráneos), tendientes a subsidiar actividades cuya inviabilidad está demostrada desde hace años, al menos mientras se sigan aplicando las mismas remanidas recetas. Lo que pasa es que algunos están tan preocupados por juntar votos a través de redes clientelares que consolidan la dependencia del Estado, que no se hacen tiempo para enterarse de cosas como el desarrollo de genética ganadera que hay en emprendimientos privados, por más catamarqueños que éstos sean. ¿Y cuántos votitos podría garantizar, por caso, la cabaña Santo Domingo? Salvo que se reforme el sistema electoral para que sufraguen los toros y sus serrallos, muy pocos como para que desde las oficinas gubernamentales se inquieten por su suerte.
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