Como se sabe, el Gobierno se decidió tras mucho titubear a promover la
instauración en el sistema electoral provincial del sistema de Primarias
Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), a través del cual los candidatos de
toda facción que pretenda disputar espacios institucionales deben surgir de
elecciones internas abiertas. Se ha destacado ya que el planteo de la
gobernadora Lucía Corpacci constituye un avance institucional en Catamarca que,
de concretarse, la diferenciará con nitidez de quienes la precedieron en el
ejercicio del Gobierno, cuyas omisiones al respecto son innegables, comenzando
por la implementación de un Consejo de la Magistratura cuyos órdenes de méritos
al momento de designar magistrados no son vinculantes para el Poder Ejecutivo.Escasea la ingenuidad.
Toda iniciativa política, por noble que se la pinte,
está contaminada por intereses de facción. Pero esto no la invalida: las PASO
pueden ser el mecanismo que el Gobierno estimó más conveniente para evitar que
su interna se desmadre, sin por ello perder su carácter positivo en términos de
calidad institucional.Lanzada la propuesta oficial, llaman la atención las reservas que han
comenzado a interponer varios de los que, antes de que este sistema vigente a
nivel nacional adquiriera posibilidades serias de implementarse en Catamarca,
lo postulaban como una panacea.
El proyecto elevado a la Legislatura por el Poder Ejecutivo es, obviamente,
perfectible. Sin embargo la oposición, sobre todo el radicalismo, ha comenzado
a acomodar el cuerpo para rechazarlo con el argumento de que la discusión debe
girar en torno a una iniciativa con media sanción del Senado que incluye otros
temas además de las primarias. Es decir: para la UCR debe hacerse una reforma
general del régimen electoral y no solo institucionalizar las PASO, postura que
obstaculiza el debate específico sobre las PASO, en las que supuestamente todos
los sectores políticos de relevancia estaban de acuerdo, para subordinarlo a
los resultados de un mega-debate sobre asuntos en los que el consenso es
difuso. En lugar de aprovechar el acuerdo sobre las PASO para sancionarlas y
que sean operativas en el próximo proceso electoral, la UCR pretende ampliar la
discusión, con el riesgo de que no salgan ni las PASO ni nada.La posición radical es legítima, aunque no puede dejar de señalarse el
contraste entre el interés desplegado ahora para alentar la reformulación
íntegra del sistema electoral con la ausencia de avances significativos en tal
sentido en los 20 años que el FCS estuvo en el poder. Es también difícil obviar que la resistencia de los legisladores radicales
al proyecto del Gobierno se manifiesta en momentos en que profundizan su
alianza con el partido que lidera el jefe gastronómico Luis Barrionuevo, con el
que conforman la mayoría en la Cámara de Diputados, de manera que están en
condiciones de trabar la propuesta. Las PASO podrían abortar.
Financiamiento
La pública negativa radical confluye con el discurso que advierte la
ausencia de previsiones sobre el financiamiento de las PASO en el proyecto
oficial, esgrimido por la Renovación Peronista. Éste es un elemento a
considerar por el Gobierno si realmente quiere que las PASO se sancionen y
profundicen el ejercicio democrático en las fuerzas políticas. Se trata de una instancia obligatoria, que ningún partido podrá obviar para
entrar en la brega electoral, por lo cual la igualdad de condiciones en la
competencia debe garantizarse. Instauradas las PASO, no habrá una sola
elección, sino dos. De todos modos, el proceso electoral sería siempre uno
solo, de manera que los partidos tendrán la previsibilidad para administrarse.
No se trata de una objeción insalvable.Pero grupos oficialistas rechazaron el reclamo por el financiamiento para
las PASO sin tener en cuenta lo que esto podría significar para el desarrollo
del debate. La discusión tiene que darse con mayor profundidad y argumentos menos
viscerales. De otro modo, el rechazo contribuirá al fracaso de la propuesta
oficial.El hecho es que el proyecto gubernamental no contempla mecanismos de
financiamiento, y que tal deficiencia, si no se salva, abona la especulación
opositora con sospechas sobre una especulación oficialista, ya que el
oficialismo tiene el financiamiento obvio para su campaña que significa la
simple administración de los recursos públicos, una ventaja que nadie se ha
privado de aprovechar jamás.
Sinceramiento
El entusiasmo militante a favor de las PASO ha dado lugar a una sugestiva
prudencia que obedece a maniobras de posicionamiento para las elecciones de
2015, en las que el Gobierno opondrá sus pretensiones de continuidad a las
ansias de retorno de los radicales hoy asociados con Barrionuevo. Si bien puede ser lógico que cada actor político intente configurar el
escenario más conveniente a sus aspiraciones, con PASO o sin ellas, no será
ocioso recordar lo ocurrido en otras oportunidades cuando modificaciones
institucionales trascendentes y estructurales se condicionaron a objetivos de
corto plazo.Un ejemplo claro en tal sentido es la reforma de la Constitución provincial
de 1988, en la que el saadismo coló la reelección indefinida del Gobernador en
la suposición de que podría eternizarse en el poder. Cayó tres años después y
la reelección que había institucionalizado para sí fue aprovechada por sus
opositores hasta que, en 2011, Eduardo Brizuela del Moral pretendió llevarla al
paroxismo del tercer mandato con los resultados conocidos. Catamarca es una de las pocas provincias que mantiene la reelección
indefinida para sus gobernantes, mácula monárquica que jamás se sacudió debido
a que cada vez que se planteaba la posibilidad de una reforma constitucional
para eliminarla aparecían excusas y exigencias similares a las que ahora
postulan los radicales para diferir la discusión por las PASO.Otro caso es el de la reforma de la Constitución Nacional que acordaron en
el Pacto de Olivos Carlos Menem y Raúl Alfonsín en 1994. Menem obtuvo la
reelección y Alfonsín reaseguros institucionales para su partido, pero en el
medio se reemplazó el Colegio Electoral, a través del cual eran delegados
elegidos en cada provincia los que finalmente elegían al Presidente, por la
elección directa. El resultado fue la reducción de la importancia de las
provincias a la envergadura de su padrón electoral. Un golpe al federalismo que
profundizó las asimetrías ya existentes.Los antecedentes deberían bastar para advertir sobre la conveniencia de un
sinceramiento en el debate de las PASO de parte del oficialismo y la oposición.
Si todos estaban de acuerdo cuando el Gobierno no se pronunciaba, es por lo
menos curioso que ahora, cuando todas las condiciones están dadas para
concretarlas, empiecen a sacudirse excusas. Considerar solo los objetivos de 2015 podría decantar en un sistema de
primarias provinciales para sortear la coyuntura, nocivo hacia el futuro. Nadie
-los radicales lo saben por experiencia propia- tiene la vaca atada para
siempre. CAJONES La discusión por las PASO tiene que darse con mayor profundidad. Los
argumentos viscerales y cortoplacistas contribuirán al fracaso de la propuesta.