Ámbar Magalí Gamarra tiene cuatro años. Desde hace dos meses no puede correr, no puede llorar, no puede reírse a carcajadas porque se ahoga. Su cara, sus manos y su cuerpo se pone azulado. Tiene una cardiopatía congénita e iba a ser operada el pasado 22 de enero en el Hospital General de Niños Pedro de Elizalde, en la ciudad de Buenos Aires, pero no entró al quirófano porque no estaban los insumos para hacerle un cateterismo cardíaco.
Desde el hospital público dijeron a la mamá de Ámbar, Belén Benítez, que debía comprar tres balones para en la intervención abrir la válvula pulmonar que sale del corazón a los pulmones de la nena. Belén -que no tiene obra social, ni su hija-, después de tocar las puertas del municipio en que vive y en la Provincia, acudió a la Secretaría de Salud de la Nación. Allí encargaron la compra pero le adelantaron que debía esperar al menos 3 o 4 meses para que le den los recursos.
"No pudimos operarla el 22 de enero porque no conseguimos los balones. Cuando mi hija tenía tres meses ya le hicieron esta misma operación en el mismo hospital y ellos le dieron los insumos. No entendemos por qué ahora no nos los proveen y tengo que salir yo a buscarlos", dijo Belén.
Según relató, hace unas semanas Ámbar empezó ahogarse de noche dormida y se descompuso hace unos días porque se le cerró la rama izquierda del corazón. "Cuando la llevé al control me dijeron que se tiene que operar el 18 de marzo, como ultima fecha. Después fui a Salud y me enteré este miércoles que la compra de los balones estaba parada", contó.
Frente a la escasa respuesta oficial, la mamá pide que se agilice la compra. Por su lado decidió abrir una cuenta para recaudar fondos y comprar los insumos por su propia cuenta: "Los balones salen valen 100 mil pesos cada uno. Conseguí que una empresa me los deje a 50 mil cada uno y en un total necesito 150.000 pesos antes del 18 de marzo", explica Belén.