Hoy, siendo una sobreviviente de abuso, Micaela se anima con 17 años a llevar a su papá a la Justicia, escribir sobre su vida y ayudar a otras víctimas a denunciar los abusos.
"Mi madre supo de los abusos cuando ya era tarde", cuenta la adolescente, que durante años no se animó a contar lo sucedido por miedo: "Él me decía que no le diga nada a mi mamá porque 'se iba a enojar conmigo'".
Según Micaela su mamá "se arrepiente de no haber abierto la puerta", refiriéndose a la habitación, el lugar donde el agresor cometía los abusos, ella se pregunta en una de las poesías que comparte en el Facebook "Por una infancia sin dolor" y el blog que lleva el mismo nombre: "¿Por qué nadie se asomó a ver a qué jugaba al encerrarme en mi habitación? No eran solo dibujos, no eran solo juegos, contaba mi vida, pedía ayuda a gritos, pero nadie supo escucharme".