Por la enfermedad, viajó junto a su mamá, Cristina Figueroa, desde Neuquén hacia Buenos Aires. Allí le dijeron que deberían internarlo para hacerle un tratamiento complejo e intenso. Pero a medida que el tiempo pasaba, la familia no estaba en condiciones de acompañarlo en aquel proceso de recuperación. Es que en Taquimilán había otros seis hijos que atender y los recursos eran muy escasos, según comenta el diario La Mañana de Neuquén.