Hace unos días, Jorge Rial trató peyorativamente al periodista
cordobés Mauricio David, quien es panelista del programa Insensatos, que se emite por Canal 10. Entre otras cosas, le dijo:
"No vas a salir nunca de donde estás; quedate tranquilo, yo me voy a
encargar que nunca salgas, nunca. No vas a llegar a Buenos Aires". Pero lo
más grave fue "sacame ese tonito cordobés que me pone nervioso, dale hablá
bien".
Me indigné, pero esperé unos días antes de
reaccionar, con la esperanza de leer una retractación. O, al menos, una
disculpa. Como no hubo ni una cosa ni la otra, comparto lo que siento.
No soy de andar agitando la vieja controversia
"Buenos Aires contra interior”. O, dicho con más crudeza, "porteños contra
chuncanos”. Demasiado tenemos con la miseria moral y con lo que nos pasa en
otros frentes, como para seguir estableciendo diferencias entre compatriotas.
Sin embargo, las palabras de Rial lastimaron mucho
más que el honor de Mauricio David, porque lanzadas así, con la altanería y la
soberbia que se advierten en la perspectiva con la que mira la vida el
chismólogo, salpican a unos cuantos millones de personas que tenemos el defecto
de haber nacido en Córdoba. O que vivimos fuera de la Capi, ¿vishte?
Rial no es un periodista más: alcanzó una
exposición pública importante hace un tiempo, cuando fue elegido por el
Gobierno kirchnerista para que entrevistara a la señora presidente. Bueno, en
realidad, nadie recuerda esa entrevista porque las preguntas fueron todas balas
de fogueo. Pero sí se sabe que él cobró notoriedad en un mundo mediático en el
que vale todo, porque siempre hay que meterse con los demás. Y a cualquier
precio.
Con ese razonamiento, lo que Jorge Rial hizo con
Mauricio David es absolutamente lógico. No me voy a poner a teorizar sobre el
tema; además, no soy quién para hacerlo. Pero es evidente que la provocación,
la insolencia y el avance sobre la intimidad de las otras personas, tienen una
relación directa con el impacto que se busca. Y, lamentablemente, genera y
consigue, al menos en el ámbito de los programas de ¿espectáculos? O sea, la
industria de esa prensa funciona sin evaluar si lo que se administra es
importante; la cuestión es que resulte interesante. Bien o mal, pero que se
hable.
Pero volvamos a Rial. Para que él lo sepa: los
cordobeses hablamos en cordobés. No somos talibanes de la tonada neutra, ni
presumimos a los gritos para que se sepa que estamos ahí. Menos aún, le andamos
clavando "s” a todo. ¿Vistes?... Los cordobeses arrastramos la sílaba previa a
la que lleva el acento porque así fue siempre. No es una pose ni un mérito.
Como casi todas las provincias, tenemos identidad en el habla. Y hasta dicen
que somos divertidos: nos reconocen una gran capacidad para producir y consumir
humor. Imagino que hasta los Comechingones, habrán recibido a los invasores
españoles con un chiste…
La cultura cordobesa es ingenio, es creatividad.
Hay transgresión en la construcción del estímulo que hace reír y desacomoda al
oyente. No tiene nada que ver con la vulgaridad a las que recurría un relator
de fútbol que invocaba la palabra "culiau” cada ver que nombraba a un
futbolista oriundo de Córdoba. No nos avergüenza nuestra tonada. Pero sí nos
duele cuando vemos y escuchamos que todas las mucamas o choferes de las novelas
del puerto, son indefectiblemente "paisanos” que se hacen los cordobeses. Ja,
ni cerca, eh?
Somos lo que somos, gente con inquietudes. Como los
salteños, los tucumanos y los mendocinos. Todos los provincianos tenemos
admiración y respeto por lo que se hace en Buenos Aires, de la misma manera en
que miles y miles de bonaerenses hacen lo propio con el resto del país.
Entonces, ¿qué pasa? ¿viajar mucho le hace creer a
Rial que nació en París? ¿le dará vergüenza tener compatriotas "defectuosos”,
como los cordobeses?
Cuando me enteré de este tema, se me vino a la
cabeza una imagen de otro ámbito, que refleja lo que algunos capitalinos
sienten cuando les toca cruzar la General Paz, esa suerte de Ecuador doméstico
que separa el primer mundo y Argentina: cada vez que Boca o River llegan a
Córdoba, o a las provincias, la gente se acerca al aeropuerto con banderas,
mensajes de cariño y la esperanza de tomarle una foto a los jugadores. Pero, oh
sorpresa, a los tipos les llevan un bondi al ladito del avión para que los
muchachos se trepen ahí, se enchufen los auriculares y corran la cortinita de
la ventana. No vaya a ser cosa que tengan la desagradable experiencia de verle
la cara al pueblo!!!
Gente, para Rial que se nos ríe por TV:
* No es importante lo que piense Jorge Rial.
* En Argentina no es un buen momento para
profundizar diferencias. Demasiado hay ya con los bandos: alcahuetes o
enemigos, según cómo se mire.
* No me interesa (ni suma nada) que declaren
persona no grata a Rial, aunque confieso que me sorprendí cuando leí que en
Carlos Paz, es ciudadano ilustre…. ¿Qué hizo JR por Carlos Paz?
* No tengo nada en contra de Rial (a favor,
tampoco).
* No soy abogado de Mauricio David. Ni siquiera he
tenido la oportunidad de conocerlo.
* En defensa propia, no veo demasiada TV. Soy
aséptico a la TV que quiere ¿divertir? de cualquier manera.
* A Rial lo inventan y lo sostienen los zombies que
lo miran y le asignan hasta el poder de manejar la verdad.
Es cierto: en Córdoba, hay muchos periodistas
proyectando su vida profesional hacia algún resquicio de BA. No es mi caso.
Aunque la prensa de Córdoba me dejó sin espacios hace ya unos años, defiendo
las banderas del respeto y la tolerancia. Soy un cordobés que mira la vida
desde una ciudad, y un escenario, en los que la gente quiere lo que hace. Y
quiere hacerlo en el lugar al que pertenece.
Ahhh: Talleres, el equipo de fútbol que Rial
"ninguneó”, es tan argentino como cualquiera de los clubes que se llevan una
torta con la televisación de los torneos, con dinero que pagamos todos los
argentinos. Y tiene más hinchas que la mitad de los que juegan en Primera
División. Raro que un informador desconozca algo tan básico, che…
Éxitos y paciencia, que boludos y hormigas, hubo
toda la vida.