Avena: una fuente de fibras que, en su versión "pura" (sin azúcar ni saborizantes), está entre los alimentos top para saciar el hambre y quemar grasas desde el desayuno
Almendras y frutas secas: un puñado reduce el apetito. No es
necesario consumirlas enteras y se pueden mezclar en otros platos, pero
siempre evitando agregarle sales y azúcares
Legumbres: en general, aportan fibras, tienen escasas
calorías, contienen hierro y proteínas. Todo eso ayuda a reducir grasas.
Porotos de soja, garbanzos y alubias son algunos ejemplos
Vegetales verdes: espinaca, brócoli, lechuga, rúcula, berro,
etc. Producen un efecto similar al de las legumbres, con pocas calorías y
muchas fibras
Batata: rica en antioxidantes beta-caroteno, combate el estrés
y las inflamaciones relacionadas al almacenamiento de lípidos. Coles y
zanahorias cumplen una función similar
Ají picante: los chiles, temibles para algunos, tienen la
propiedad de aumentar la temperatura del cuerpo con su capsaicina, lo
que ayuda a quemar lípidos
Repollos y coles: repollos de Bruselas, los morados, el
brócoli y sus brotes, col rizada y la de Milán, y la coliflor contienen
sulforafano, una sustancia que estimula las enzimas que el cuerpo
utiliza para quemar grasas
Palta: sus grasas monosaturadas promueven un metabolismo sano y colaboran para evitar picos de azúcar en sangre
Ajo: sus propiedades antioxidantes reducen los niveles de "la
hormona del estrés" o cortisol, que tiende a acumular grasa en el
abdomen
Cereales integrales: al desalentar la producción de insulina,
impide que el cuerpo almacene grasas. Por eso recomiendan consumir panes
o arroz integral, que exigen esfuerzo en la digestión, en la quema de
lípidos y no generan nuevas grasas
Lentejas: aportan hierro, un nutriente esencial que suele estar en falta en la mayoría de los organismos
Semillas de chía: como el salmón, tiene Omega 3. Además, contienen glucagón, una hormona que ayuda a quemar grasas
Manteca de maní: para muchos, una de las posturas más radicales de la nutricionista McGrath. Sostiene que debe ser consumida sin excederse y sin azúcar agregada. De esa manera, resulta efectiva
Lácteos descremados y semidescremados: aportan calcio para quemar lípidos y prevenir su formación. Leche, queso y yogures son los ejemplos clásicos
Aceite de oliva: colabora en controlar los antojos con sus propias grasas monosaturadas, que queman las preexistentes en el cuerpo
Aceite de coco: al contener triglicéridos de cadena media, que
es la grasa que el cuerpo consume en primer término cuando necesita
energía, no suma grasas nuevas. Se recomienda por encima de la de oliva
Vinagre: tiene muchos aportes para una dieta antigrasas, sobre
todo el de manzana. Aumenta el metabolismo, baja la glucemia, y sus
propiedades antihongos evitan la candidiasis, una infección que genera
avidez por hidratos y azúcares
Huevos: con mala fama por promover la acumulación de
colesterol, la clave pasa por dosificar la cantidad. Aconsejan uno o dos
al día. Como fuente de proteínas, ayudan a generar masa muscular y
contienen vitaminas B12, esencial para deshacer las grasas
Pescados grasos: por ejemplo, el salmón. Contiene Omega 3, que
tiene ácidos grasos que ayudan a reducir lípidos del cuerpo. El atún y
los arenques son otros ejemplos
Pollo, pavo y carne magra: especialistas afirman que los
alimentos ricos en proteínas queman grasas naturalmente, porque exigen
mayor energía corporal para digerirlos
Ostras: con sus escasas calorías y su aporte de zinc, reducen el apetito sanamente
Frutas: aunque la fructuosa, azúcar natural, puede jugar en
contra, hay ejemplos que aportan menos calorías que las que exigen para
ser digeridas, lo que favorece las dietas para adelgazar: manzana,
durazno, pera y damasco son ejemplos de ello
Frutos "rojos" o "del bosque": colaboran con saciedad del hambre durante más tiempo, pero el abuso es peligroso, ya que sus azúcares podrían jugar en contra
Pomelo: las moléculas de esta fruta aumentan el metabolismo y
reducen las ganas de comer. También disminuye el nivel de insulina, y
con ellos, el peso. Si no está contraindicado, adelante
Sandía: su propiedad antioxidante dada por el licopeno más el alto contenido de agua ayudan a reducir la ingesta exagerada de alimento
Té verde: acelera el metabolismo, quema calorías aunque la
persona no haga ejercicio físico y promueva el consumo de grasas por
parte del hígado. Un litro por día es una medida aconsejada
Café: en su versión pura (sin azúcar ni cremas) colabora en la aceleración del metabolismoCanela: promueve la rápida incorporación de azúcares a las células, disminuyendo la sobreproducción de insulina
Canela: promueve la rápida incorporación de azúcares a las células, disminuyendo la sobreproducción de insulina
Agua: entre los múltiples beneficios de la buena hidratación
corporal, cabe mencionar que un solo vaso de agua acelera un 30% el
metabolismo