Alemania se proclamó campeón de la Copa de las Confederaciones por primera vez en su historia al ganar 1-0 en la final a Chile, ayer en San Petersburgo, en un partido decidido por un error de Marcelo Díaz que aprovechó Lars Stindl (20).
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Alemania se proclamó campeón de la Copa de las Confederaciones por primera vez en su historia al ganar 1-0 en la final a Chile, ayer en San Petersburgo, en un partido decidido por un error de Marcelo Díaz que aprovechó Lars Stindl (20).
El bicampeón de la Copa América (2015 y 2016) no pudo encadenar un nuevo título, por su falta de eficacia ante el arco, frente a un equipo alemán que impuso su fútbol pragmático. Un exceso de confianza lo cambió todo. Marcelo Díaz se entretuvo con el balón, Timo Werner se lo rebañó y ante la salida desesperada de Claudio Bravo jugó atrás para que Stindl empujara a placer.
Antes, Chile había sido un vendaval, aunque bien sujetado por los defensas y el arquero André Ter Stegen. A pesar de su inexperiencia internacional, los alemanes demostraron oficio para capear la tormenta y salir airoso de esta contienda.
En los primeros 20 minutos Chile fue una apisonadora que no encontró recompensa, con una presión alta que le permitía robar y plantarse en el área sin ningún trámite. El asedio chileno no encontraba respuesta. Parecía cuestión de tiempo que llegara su gol, pero entonces llegó el error crucial de Marcelo Díaz.
En los siguientes minutos la Roja empezó a pagar el peaje físico de su salida en tromba y multiplicaba los fallos. De nuevo Marcelo Díaz se equivocó en el pase y la Mannschaft se propulsó al ataque. Goretkza cruzó demasiado el remate.
Chile seguía perdiendo fuerza al inicio de la segunda mitad. A su juego le faltaba chispa y cada vez era más previsible. Pizzi gastó todas sus balas con los cambios y a puro corazón tuvo dos jugadas claras como para alcanzar el empate pero no se le dio y el festejo fue alemán.
Síntesis