El súper campeón español Rafael Nadal, considerado el mejor de la historia sobre polvo de ladrillo con su colección de 9 coronas en Roland Garros, confesó ayer que alteró su calendario porque "jugar en Buenos Aires le da una inyección de energía positiva muy grande", a la vez que admitió que será difícil defender el título conseguido en 2015.
"Jugar en Buenos Aires me da una inyección de energía positiva muy grande. Me gusta la ciudad, el público que viene a ver tenis y tengo amigos argentinos, todo eso influye mucho a la hora de diagramar mi calendario", expresó el mallorquín de 29 años en la rueda de prensa que ofreció en el Buenos Aires Lawn Tennis Club.
Nadal, ex número uno del mundo, ocupa actualmente el quinto puesto del escalafón masculino y no tenía pensado jugar este año en Buenos Aires, donde deberá defender el título que conquistó en 2015 tras superar en la final a su amigo Juan "Pico" Mónaco, con quien podría encontrarse en octavos de final el miércoles o jueves próximos.
La primera incursión de "Rafa" en la Argentina fue en 2005 con apenas 18 años, cuando trepó hasta cuartos de final y perdió con el "Gato" Gastón Gaudio. Luego conquistó los ATP de San Pablo, Acapulco, Montecarlo, Barcelona, Roma, más el primero de sus nueve Roland Garros, en el inicio de una carrera brillante que lo llevó a ganar 14 Grand Slams.
"Debo ser sincero, si me hubiera ido mejor en el Abierto de Australia no hubiera venido este año, pero ni bien perdí (en la ronda inicial con su compatriota Fernando Verdasco) cambié de planes y decidí defender mi título, me hace bien anímicamente la conexión que tengo con el público argentino", subrayó Nadal.
El español llegó ayer por la mañana a la Argentina y su primera actividad fue una práctica fuerte con su compatriota David Ferrer, que acaparó la atención del público.
De hecho, había más gente pendiente suyo, asomada desde la tribuna de la cancha central mirando la sesión de práctica, que los que le prestaban atención al partido que animaban los españoles Nicolás Almagro y Albert Montañés.