lunes 25 de marzo de 2024
Por María del Rosario Andrada

Refugio de lectura

Por Redacción El Ancasti

“La Caída de Roma- una guía para viajeros”,
de Anne Carson (poesía) Ed. Zindo & Gafuri, Bs. As. (bilingüe)

Anne Carson (1950) nació en Toronto, Canadá. Poeta y ensayista. Autora de: Cristal, ironía y Dios; Conversaciones Breves; El agua corriente; Autobiografía del rojo; La economía de lo no perdido”; Hombres en las horas libres; La belleza del esposo; Si no, invierno; Red Doc, entre otros. Premios: Lannan; Griffin de Poesía; T.S. Elliot; Beca Guggenheim; Beca Mac Arthur; Beca Inga Maren Otto; Honoris Causa Univ. Toronto.


Escritora de culto, reconocida en todos los ámbitos literarios de la lengua anglosajona y española. El griego ocupó un lugar fundamental en su vida que se extendió a su obra, desde su primer libro “Eros, el agridulce”. Innumerables artistas, cineastas, dramaturgos, escritores, personajes irrumpen en sus textos. Fue quien desentrañó a Safo cuando publicó una nueva traducción.
Arribar a Roma como un extraño, a los que los romanos odian. La autora llega a la ciudad con una lengua que no domina. El miedo la invade y las pesadillas comienzan cuando se incorpora Alarico. ¿Quién es este personaje histórico? Recordemos, en agosto del año 410, los visigodos liderados por su rey Alarico I bloquean Roma y tras cruzar sus muros toman la ciudad. Fue un verdadero saqueo.
El libro contiene 70 fragmentos unidos en su fuerza temática: viaja a Roma y se encuentra con Anna Xenia, quien será su guía; “Ella es una ciudadana de la antigua república/ historiadora de sus guerras/ y deslumbrante/ en / su/ armadura”. Hay varios encuentros. La autora, con metáforas increíbles, va comentando su recorrido: “Hay un maravilloso montón de conversaciones en Roma./Camino por ellas/moviéndome en zigzag/ separándolas como un peine/ escuchándolas/enredarse…”. El miedo se desliza debajo de las puertas, del sueño, se siente una invasora, una pesadilla a la que llamará “La caída de Roma”. Alarico corre las calles como el extraño: “¿Qué fue lo sagrado de Alarico? /Fue correr/ y seguir corriendo/Bajando desde el alba… Un extraño que corre de noche/ por las calles donde corrió Alarico…”.
Carson define al extranjero: es alguien que llega un día equivocado, el que se para junto a la puerta ahogado en confusión, es alguien desesperado por conversar, como Proust. Las escenas que muestra el texto pertenecen o están ambientadas en la Roma antigua cuando se hace referencia a Séneca, la persecución de Tasso, la historia papal, frases como “deslumbrante en armadura”; “manejar es la guerra”.
En el quinto encuentro con Anna Xenia deciden visitar Orvieto, la ciudad de origen etrusco, alguna vez bastión papal. En esa catedral está la capilla Signorelli con frescos monumentales, pilares, ventanas, donde la autora centra su atención en la escena del purgatorio III; y se pregunta por qué el artista les ha dado a todos una sombra, “… donde el Dante es asaltado por una turba de almas./ Exigen repuesta./ Es urgente,/ Permesso? / Señalan/ El texto de Dante deja claro/ que es la sombra de Dante/ la que se ha adueñado de la atención de las siluetas llorosas…” . En ese andar encuentra la respuesta a una de las maneras de dominar la muerte, la descubre en los frisos en los que todos los ángeles de Signorelli tienen el mismo rostro, el de su hijo muerto en una revuelta. Comprendí entonces por qué hay rostros que se repiten en distintos lugares.
Poesía confesional, de vanguardia, a la que no se puede encasillar en un solo género, distintos formatos e innumerables referencias impregnan sus textos cubiertos por mitos grecolatinos. Dice Harol Bloom: “Carson es una poeta docta, mas siempre con una diferencia: no se parece a nadie vivo. Emily Brontë y Emily Dickinson son sus verdaderas precursoras. Es una poeta de lo sublime”.

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