9 de octubre de 2006 - 00:00
Tal vez alguna vez haya soñado que podía participar, en representación de mi país, de una delegación en un torneo de la elite deportiva. Quizás fue al inicio de esta tarea que heredé de mi padre y de mi abuelo Antonio y en la que mi tío Julio siempre fue una referencia, quienes dedicaron muchos de sus esfuerzos a trabajar en favor del basquet y del deporte en general. Lo cierto es que durante poco más de un mes viví plenamente todas y cada una de las instancias referidas a la participación de nuestra selección en el mundial de JAPÓN 2006, arrancando con la preparación previa en Mar del Plata, para, luego de la partida, comenzar con los torneos amistosos, primero en España y más tarde en Singapur, culminando con la frutilla del postre, el MUNDIAL. Fue una ocasión única vivida por un afortunado dirigente del interior, y es mi intención, con estas pocas palabras, intentar compartir con mis comprovincianos, con cada uno de quienes en algún momento participé en un partido, un torneo, una delegación, de una simple reunión, sufriendo en un partido o simplemente intercambiamos un saludo.