jueves 14 de marzo de 2024
OPINIÓN DEL EX ENÓLOGO DE BODEGA SALEME

"El Estado debe correr riesgos, como un privado"

Del Pino consideró que al intervenir en el mercado de la uva, el Gobierno asume los posibles problemas.

Por Redacción El Ancasti
El ex enólogo de la bodega Saleme y docente terciario, Mario Del Pino, opinó que el Estado, con su intervención en los operativos vitícolas, debe asumir las posibles consecuencias. "Si entró al mercado como un privado, debe correr los mismo riesgos: que se llenen de polillas, que se me caiga un techo. Son cosas que le pasan a cualquier productor", dijo. Además, consideró que la producción debe apuntar a una diversidad de uvas.

"Acá el Estado asumió un rol al momento de intervenir con los operativos vitícolas. Bien o mal, no me toca a mí juzgarlo, pero asumió el rol de privado y tiene que asumir los riesgos. El Estado compró, vendió, hizo contratos, cobró, y entonces le caen todos los riesgos del mercado. Si entró en el mercado comprando pasas como un privado, compitiendo de igual a igual con otro productor que también compra pasas, entonces le puede pasar lo mismo que al resto. Se le pueden llenar de polillas, se le puede caer el techo del lugar donde guarda la pasa, etc.", graficó Del Pino a un medio local.

Por otra parte, se refirió a las declaraciones formuladas por el asesor del Ministerio de Producción, Pablo Vargiú, que en su última visita a Tinogasta tildó de "puterío" al supuesto enfrentamiento de las familias Longo y Saleme por el vino que compró el Gobierno en 2015. "El estancamiento a nivel productivo no se produce por dos familias. El problema no es lo que hay, sino lo que desapareció; son las grandes o pequeñas familias y empresas que llevaron su capital a otro lado y dejaron de invertir en Tinogasta".

"Uno recorre y ve fincas de familias que están abandonadas y la gente ya no está, se dedicó a otra cosa y a la finca no la vendieron, ni la arrendaron, ni la fraccionaron, ni nada. Eso quedó muerto ahí. Había familias grandes, de ocho o nueve hermanos, de los cuales siete se fueron al sur, y los que quedaron se quedaron con la finquita de sus abuelos o padres y nunca hicieron los papeles, y todo eso es capital que desapareció", opinó.

Por último consideró que una de las alternativas para permitir sobrevivir al productor de vid en este contexto es la diversificación de su producción. "Los costos que se asumen para poder mantener una industria en movimiento son muy altos. Lo que uno ve como positivo en Tinogasta es la diversidad. Tengamos en cuenta que siempre la uva en fresco nos ha traído un dinero de contado en momentos claves, y luego la posibilidad de la uva para vino que van a ver en cinco o seis cuotas, y la pasa que se vende en octubre, noviembre, antes de fin de año. Entonces, si tenemos una superficie de tierra que nos permite diversificar y tener uva para consumo en fresco, una para vino y uva para pasas, vamos a tener para defendernos. Pero no pueden ser las tres de mala calidad, como pasa con la uva cereza. Hay que determinar los varietales", explicó.
En ese sentido consideró que podría ser una Italia para consumo en fresco; una malbec o cabernet para vinos tintos finos, porque aseguró que son bien pagadas, tienen mucha demanda y se consiguen hasta $7 por kilo; y pasa sin semilla como la tinogasteña. "Allí tendremos la oportunidad de tener tres ingresos anuales, y no cosechar una sola vez al año y con eso tener que vivir el resto del año", finalizó.
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