viernes 29 de marzo de 2024
|| CARA Y CRUZ ||

Piqueteros en el banquillo

Por Redacción El Ancasti

Dos noticias recientes tienen como protagonistas, nuevamente, a los sindicalistas en situación de piquete. Por un lado, la Fiscalía Federal decidió imputar a la gremialista Norma Cuesta, del SOEM de Chumbicha (Capayán) por "entorpecimiento de la seguridad del tránsito y de los medios de transporte y de comunicación”, un delito establecido en el artículo 194 del Código Penal, en respuesta a una denuncia realizada por un particular afectado. Por el otro, el juez de Garantías Ramón Porfirio Acuña decretó la nulidad de la elevación a juicio en la causa que involucra a municipales de Valle Viejo, tal como lo había dispuesto el fiscal Ezequiel Walther, y le ordenó que instruya la investigación desde fojas cero. Según el juez, el problema es de forma, no de fondo: debe efectuarse de nuevo la "determinación del hecho” y las intimaciones a los sindicalistas acusados. Es decir, apenas un alivio transitorio para los municipales chacareros que cortaron la ruta a la altura del Parador en diciembre de 2016 y que se negaron a obedecer la orden judicial de liberar el paso a los transeúntes. Lo que verdaderamente importa a raíz de estos casos es que la Justicia, tanto federal como provincial, empezó a actuar respecto a los piquetes que trastornan la vida a los ciudadanos.


Sobre la gremialista Cuesta pesa una denuncia realizada por el fotógrafo cordobés José Pereyra, quien trabaja habitualmente con los colegios privados de Catamarca. El 24 de abril pasado, el hombre se dirigía a la capital catamarqueña proveniente de Córdoba. Al llegar al puente de Chumbicha, sobre la ruta nacional 38, se topó con el corte total que realizaban los municipales de esa localidad, con Cuesta a la cabeza. Tenía que estar sí o sí ese día para realizar un trabajo, pero no pudo hacerlo. Pese a que la Policía intentó disuadir a los piqueteros, Cuesta se mantuvo firme en no dejar pasar a nadie, quizás con alguna excepción si se trataba de ambulancias en emergencia. Pereyra se presentó al día siguiente en la Fiscalía Federal y presentó su denuncia contra la mujer. El delito al que se refiere el Código Penal alcanza a todo aquel que "impidiere, estorbare o entorpeciere el normal funcionamiento de los transportes por tierra, agua o aire o los servicios públicos de comunicación, de electricidad o de sustancias energéticas”. El fiscal Santos Reynoso imputó a Cuesta y ahora el juez Ricardo Moreno debería citarla para su indagatoria. Para el denunciante, su satisfacción es que "un acto delictivo no quede impune y siente precedente en otros casos similares". "Voy a ir hasta el final con esto”, aseguró. Y está muy bien que así sea.


En cuanto al piquete chacarero, el fiscal Walther había resuelto enviar a juicio a 13 sindicalistas del SOEM de Valle Viejo, no solo por haber impedido la libre circulación a la altura del Parador municipal, que en un lugar de alto tránsito, sino además por haber desobedecido la orden judicial de desalojarla. La imputación fue por "entorpecimiento del tránsito”. Más todavía, unos días después de aquella protesta por reclamos salariales, ordenó la detención de uno de los gremialistas, Jorge Escalante, lo que desencadenó una virulenta reacción del SOEM frente a Tribunales, donde además de endilgarle gruesos adjetivos al magistrado, aseguraba que con esta decisión la Justicia estaba criminalizando la protesta social. Un latiguillo habitual de las organizaciones piqueteras y del sindicalismo extorsivo. Y hace algunas semanas, cuando se conoció la elevación a juicio, otro dirigente del gremio chacarero amenazó con "sitiar Catamarca” si la Justicia no daba marcha atrás con esa causa. Nada menos descabellado. Allí están las leyes que protegen sus derechos y los abogados para pedir que se apliquen. La vía es judicial, no el piquete. Cualquiera sea el final de estos procesos, sirve como alivio saber que la Justicia ha empezado al fin a sopesar el derecho de los terceros en discordia: la gran cantidad de personas que deben dejar de trabajar, de viajar y de circular con absoluta libertad por reclamos ajenos que, por más justos que sean, terminan cercenando derechos de la mayoría.

Seguí leyendo

Te Puede Interesar