jueves 28 de marzo de 2024
Cara y Cruz

Juego a dos puntas

Las aguas están divididas en el bloque del Frente Cívico Social-Cambiemos...

Por Redacción El Ancasti

Las aguas están divididas en el bloque del Frente Cívico Social-Cambiemos de la Cámara de Diputados. El motivo no es otro que la negociación en marcha para sellar un acuerdo político coyuntural con Renovación Plural Peronista (RPP), la bancada disidente conformada por renovadores y meristas, para quedarse con la presidencia del cuerpo. Por un lado, en la oposición hay quienes alientan ese pacto porque entienden que sería una alianza que incomodaría extremadamente al Gobierno, aun cuando la conducción de la Cámara baja no sea para la principal oposición sino para los rebeldes del oficialismo, que suman solo 6 diputados. Pero, por el otro, hay radicales y macristas puros que se oponen tenazmente a pactar con un sector al que consideran de características extorsivas y que solo parece estar alentado por un deseo de revancha política tras haber quedado afuera de las PASO de agosto pasado. Para estos últimos, un acuerdo con el apodado “Bloque Fenicio” –dada su estilo de comerciar con el mejor postor- sería inconveniente en términos de imagen pública, además de contradictorio con la coherencia política que pregona Cambiemos en el orden nacional. Ambas posturas resumen el debate interno que se da estos días en la oposición legislativa.

En esa discusión entra también la experiencia anterior del FCS en la que se alió con el Frente Tercera Posición y logró arrebatarle la presidencia de Diputados al oficialismo provincial. La diferencia estriba, argumentan los que se oponen al pacto con el RPP, es que el F3P era –y es actualmente- un partido político con todas las de la ley, que compitió en elecciones por cuerda aparte y logró una representación legislativa con sus propios votos. Fue, de hecho, la tercera fuerza política de Catamarca en los anteriores comicios generales. En cambio, renovadores y meristas llegaron a la banca en las listas del oficialismo y luego se escindieron cuando se cayó el armado que empezaron a pergeñar con el barrionuevismo, el cual finalmente arregló con el Frente Justicialista para la Victoria. Desde el punto de vista institucional, una cosa es aliarse con un partido y otra con un bloque. Para los radicales que defienden los principios frentistas de la UCR, un acuerdo político debe conservar cierta lógica y, sobre todo, cierta ética. Aunque se trate de un acuerdo estratégico parlamentario.

Pero hay más. Aparte en la oposición son conscientes de que el RPP está jugando a dos puntas. En efecto, por una parte negocia con el FCS-Cambiemos para quedarse con la presidencia de la Cámara de Diputados, pese a que tradicionalmente corresponde que ese cargo sea para el oficialismo –como ocurre en la Cámara baja nacional, cuya presidencia ejerce el macrista Emilio Monzó, aunque Cambiemos no tiene la mayoría-. Y por otra mantiene conversaciones con el Gobierno para dejarle la conducción de ese cuerpo a cambio de quedarse con la presidencia provisoria del Senado, que hasta fin de año está en manos del corpaccista Marcelo Cordero, de Paclín. No es poca cosa: tras la muerte del vicegobernador Octavio Gutiérrez, la presidencia provisoria de la Cámara alta representa en los hechos el segundo cargo provincial en el orden sucesorio. 

Tales son las negociaciones que llevan adelante los “fenicios” de la Cámara de Diputados. No se sienten solo árbitros de la pelea política parlamentaria, sino que directamente encaran como si tuvieran la mayoría calificada. Pero hoy es poco lo que puede ceder la Gobernación en esas tratativas. A su criterio, lo más conveniente es dejar la pelota en la cancha del FCS-Cambiemos. Que sean ellos los que decidan qué rumbo van a seguir en aras de sus pretensiones políticas. O le dejan la presidencia al bloque del RPP con la garantía de sumar más cargos en la planta política y otras prebendas por el estilo, o buscan otra alianza más presentable en términos de imagen. O bien se quedan en el rol que les asignó la voluntad popular: ejercer como primera minoría, ser fiscales del Gobierno y conservar el decoro político.
 

Seguí leyendo

Te Puede Interesar