viernes 29 de marzo de 2024
EDITORIAL

La fuerza bruta, una y otra vez

No cesan los casos de violencia de género, pero tampoco las denuncias contra los agresores. ...

Por Redacción El Ancasti
No cesan los casos de violencia de género, pero tampoco las denuncias contra los agresores. Por cierto, los hechos son mucho más numerosos que las presentaciones ante sede judicial, pero como consecuencia positiva de la campaña Ni Una Menos, las víctimas de este tipo de ataques se animan cada vez más a acusar al victimario y a pedir ayuda institucional.

Ésta no siempre llega a tiempo, o directamente no llega nunca, lo que constituye una preocupación insoslayable que las autoridades deberán atender con eficacia y premura a la vez. 
En un informe publicado por El Ancasti el pasado martes, Sara Reales, que pertenece a la Agrupación de Mujeres de Ayuda Mutua por la No Violencia (AMMAN), fue contundente al sostener que nadie le asegura a la mujer golpeada protección, en caso de que se anime a formular la denuncia, ya que los agresores vuelven a reincidir porque saben que sus parejas ya tienen la autoestima vulnerada y "nadie los controla”.

En este punto parece residir la clave del problema. Es decir, la falta de seguimiento a los hombres violentos que reinciden. La mayoría de ellos, luego del primer episodio constatado por la Justicia, tienen incluso órdenes de restricción de acercamiento a sus víctimas, pero ese impedimento es puramente formal, pues difícilmente haya un control institucional para que eso suceda.

Para Reales, "el 50 por ciento de los hombres violentos es reincidente porque esos hombres ya fueron traspasando barreras. No les importa porque saben que no hay quién los controle. Se burlan, vuelven a cometer actos que pueden ser de violencia extrema. Conozco casos en los que las mujeres van a la comisaría para avisar que el agresor anda rondando, pero la Policía, que tiene conocimiento de la restricción dicen que no tienen móvil y otras excusas”.

El mismo día en que la dirigente de la ONG aportaba esa reflexión, se conocieron tres hechos que le dan mayor sustento a sus palabras. En Aconquija, departamento Andalgalá, un hombre que ya tenía antecedentes de violencia golpeó violentamente en el rostro a su ex pareja, que estaría iniciando una nueva relación, en un ataque de celos y amenazó con matarla si lo denunciaba ante la Justicia o ante las autoridades policiales. 

Los otros episodios de agresión por parte de violentos reincidentes se registraron en la ciudad Capital y en la localidad de La Toma, departamento Belén.

Los tres hombres fueron arrestados por la Policía, que no pudo impedir sin embargo que las agresiones se produjeran.

El riesgo es que las deficiencias apuntadas terminen haciendo dudar a las mujeres que son objetos de maltrato respecto de la conveniencia de denunciar.

De modo que habrá que perfeccionar los mecanismos de control de los reincidentes, pues está comprobado que la violencia machista suele crecer progresivamente, tanto en frecuencia como en la gravedad de la violencia ejercida contra la mujer. El Estado, a través de sus instituciones, debe garantizar seguridad a las víctimas y un castigo ejemplar a quienes pretender dirimir las discrepancias de pareja a través del uso de la fuerza bruta.
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