viernes 29 de marzo de 2024
EDITORIAL

“Progreso” y entorno natural

Por Redacción El Ancasti

Es probable que el intendente de Valle Viejo, Gustavo Roque Jalile, no ande con muchas ganas de organizar actividades por el Día del Árbol, que hoy se celebra en la Argentina por una iniciativa del Consejo Nacional de Educación instaurada hace ya 115 años.

Menos aún luego de conocer una resolución de la Cámara de Apelaciones en lo Civil de Primera Instancia, que ordenó detener la tala de añosos ejemplares que el municipio chacarero pretendía ejecutar en la calle Crisanto Gómez, haciendo lugar a un recurso de amparo presentado por los vecinos de esa zona de la localidad de Santa Rosa.

Vecinos denuncian tala indiscriminada en Valle Viejo

Más allá de este episodio puntual, puede advertirse claramente cómo se ha ido modificando el paisaje de las Chacras en las últimas décadas. Los innegables adelantos que traen aparejados las obras de infraestructura pública y privada, en algunos casos tienen como contrapartida una afectación desmedida de la naturaleza.

Así, el verde frescor que siempre caracterizó a esa zona del valle central ha ido cediendo espacios al gris cemento, demasiados según la opinión de muchos habitantes del departamento, apreciación compartida por urbanistas calificados, algunos de los cuales habitan por la zona, que creen que el daño al paisaje natural podría evitarse –o al menos morigerarse- si se planificaran las obras adecuadamente y se las dotara de creatividad e imaginación.

Al parecer, el avance del "progreso” ha sido históricamente antagónico a la preservación del entorno natural, aunque no necesariamente debería serlo. En nuestra provincia, por ejemplo, la extensión de las líneas ferroviarias hacia fines del siglo XIX y principios del XX implicó, por la utilización de madera autóctona para la construcción de los durmientes de las vías, la deforestación forestal de vastas zonas.

La tala indiscriminada de especies arbóreas autóctonas se ha incrementado notablemente en los últimos años, fenómeno asociado a la expansión de la frontera agropecuaria.

Según datos de 2013, solo entre 2010 y 2012 se perdieron más de un millón de hectáreas que debían estar protegidas según el ordenamiento territorial que establece la Ley de Bosques sancionada en 2007, de acuerdo con un informe de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable (SAyDS). Para tener una idea acabada del impacto, se puede señalar que la superficie desmontada equivale a 50 veces la ciudad de Buenos Aires.

Catamarca, que posee su propio ordenamiento territorial de bosques nativos desde el año 2010, régimen que contempla sanciones muy duras para los que incurran en violación de las leyes, es, según el informe mencionado, la octava provincia donde más desmontes hubo (más de 12,000 hectáreas), aunque muy lejos de la jurisdicción que encabeza este lamentable ránking, Santiago del Estero, con 453.000 hectáreas.

La celebración del Día del Árbol tiene como propósito generar reflexión sobre la necesidad de la preservación de la naturaleza. La responsabilidad es fundamentalmente del Estado, que debe generar las políticas que tienen impacto ambiental. A los particulares les compete más, en todo caso, estar atentos y ejercer el control ciudadano de todas aquellas medidas que amenacen el entorno natural.

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