viernes 29 de marzo de 2024
CARA Y CRUZ

Incongruencias insostenibles

Tras el dislate de Cristina Rosales, subsecretaria de Familia del Ministerio de Desarrollo Social, para quien las políticas...

Por Redacción El Ancasti
Tras el dislate de Cristina Rosales, subsecretaria de Familia del Ministerio de Desarrollo Social, para quien las políticas de lucha contra las adicciones son un éxito, la subsecretaria de Salud Mental, Cristina Ibáñez, hizo un crudo y sensato análisis según el cual en Catamarca se acumulan ya dos generaciones de adictos, producto de una subestimación del problema que demoró gestiones oficiales tendientes a acotar el avance paulatino de las drogas, que lleva dos décadas. La profundidad del flagelo es tal que el Centro Terapéutico La Sala, inaugurado recientemente por la Municipalidad de la Capital, colmó ya su capacidad de contención. Ibáñez subrayó la necesidad de articular políticas entre las diferentes áreas del Gobierno y la propia sociedad civil para ganar en eficacia. La falta de sintonía entre los actores estatales teóricamente involucrados en la prevención y tratamiento de las adicciones es uno de los obstáculos más visibles. Las desatinadas manifestaciones de la Rosales, junto a ataques de una funcionaria a la Justicia de Menores, reactivaron controversias entre la cartera de Desarrollo Social y el Poder Judicial en torno a las responsabilidades y competencias por las adicciones y la contención de los adictos. El juez de Menores Rodrigo Morabito dio una conferencia de prensa en la que desplegó datos durísimos que desmintieron el optimista panorama pintado por la señora Rosales.



La perspectiva de Ibáñez, que se publicó en la edición de El Ancasti de ayer, coincide con la del juez de Menores y, en definitiva, con la impresión de cualquier catamarqueño medianamente interesado en el acontecer público. La expansión de las adicciones en Catamarca es tan inocultable como las desinteligencias entre los encargados de combatirlas. Resulta una quimera esperar resultados positivos, primero, si no se asume la gravedad del problema. La subsecretaria de Salud Mental señaló que "todos en la sociedad nos tenemos que preguntar qué hicimos ante esta situación". Pero no solo hay gente que todavía no se hace cargo de lo hondo que ha calado la patología; tampoco es razonable pretender un desempeño aceptable del Estado cuando las visiones de funcionarios con las más altas responsabilidades son tan disímiles como las que expusieron respectivamente Cristina Rosales y Cristina Ibáñez, chocha de la vida una por los exitoso de la acción gubernamental, muy preocupada la otra por el nefasto y extendido impacto de las drogas y el tiempo perdido antes de abordar respuestas al flagelo. Semejantes incongruencias en las percepciones son incompatibles con la coordinación de estrategias de gestión eficaces. Deben salvarse, y salvarlas está en manos a esta altura de la propia Gobernadora de la Provincia, que tiene que inclinarse por una de las dos opciones: o el problema de las drogas en Catamarca no es tan severo, y por lo tanto tiene razón la subsecretaria de Familia Cristina Rosales, o es muy grave y requiere respuestas rápidas y contundentes, como señala la subsecretaria de Salud Mental Cristina Ibáñez. Una de las dos le está errando fiero al análisis.


Siempre a la vanguardia, Catamarca ha alumbrado con la renombrada "Ciudad Satélite" un sistema de construcción de viviendas en el que lo esencial no pasa por anacrónicos ladrillos, cemento y otros materiales tradicionales, sino por el empleo intensivo de cargadoras frontales, retroexcavadoras y camiones para movimientos de suelo. El método está llamado a constituirse en una bisagra de la arquitectura mundial. En lo que concierne al Estado, permite sortear los engorrosos trámites de las certificaciones de obra en base a complejos cálculos de materiales y trabajadores empleados, sustituidos por la más sumaria firma de planillas con horas-máquina erogadas conforme a los informes elaborados por los contratistas. Esto contribuye a una mayor celeridad de los trámites en la morosa estructura burocrática pública. Habría que presentar el novedoso sistema en algún simposio internacional. Los premios lloverían.
Seguí leyendo

Te Puede Interesar