domingo 24 de marzo de 2024
|| CARA Y CRUZ ||

El rastro de los ventajeros

Por Redacción El Ancasti
Las estadísticas de ausentismo docente que maneja el Ministerio de Educación exhiben fuertes indicios de maniobras fraudulentas con las licencias entre los docentes. Lamentablemente, este tipo de conductas nunca son objeto de debate profundo entre las autoridades y los gremios del sector. Las representaciones sindicales, se sabe, subordinan el análisis de cualquier asunto que concierna a las deficiencias estructurales del sistema educativo, cuyos resultados son de una calidad que no logra emerger del subsuelo, a la satisfacción de requisitorias exclusivamente salariales. Y Educación, por su parte, está condicionada por el eventual impacto electoral negativo de disposiciones terminantes, en un universo de votantes multitudinario, multiplicado en algunos casos hasta cuatro individuos por cargos a raíz de las licencias y las comisiones de servicio. La sanción del infinanciable salariazo docente en la Legislatura, que antes del veto ya va camino a ajustes en el Parlamento que mantendrán la controversia y las expectativas de réditos políticos encendida, ha anclado nuevamente el debate educativo en lo salarial mientras sigue pendiente el resto para tiempos más propicios que jamás llegan.


El caso más burdo se da en Santa María. Conforme a las cifras proporcionadas por Reconocimientos Médicos, los días de licencia otorgados cayeron un 60,2% de 2012 a 2013, derrumbre que casualmente coincidió con el cambio de los responsables de esta área. En 2012, Reconocimientos Médicos de Santa María otorgó 26.649 días de licencia a los docentes; a lo largo de 2013, las licencias fueron 10.587: hubo 16.062 días de licencia docente menos en el departamento del oeste en 2013 que en 2012. No se informó sobre epidemias graves ni casos de "surmenage" masivo en Santa María en 2012, de modo que el fenómeno debe obedecer a factores que Educación no alcanza a discriminar todavía, aunque tiene fuertes sospechas de que se haya tratado de mera flexibilidad en las condiciones para otorgar licencias. Una pijotería más en el reino de las pijoterías, que no está integrado, ciertamente, solo por los encargados de la educación. Suelen los docentes quejarse por el hecho de que se los identifique tanto con los ventajeros, y señalan que la mayoría trabaja honestamente e incluso haciendo esfuerzos mayores que los que corresponden, casos que no se destacan, a su criterio, con suficiente énfasis. Las recriminaciones en este sentido quizás sean legítimas, pero hay que consignar que un mal entendido sentimiento corporativo encubre a los aprovechadores que con sus avivadas han contribuido al derrumbe del sistema educativo y obstaculizan su reordenamiento.


El incidente de la caída, desaparición y posterior hallazgo de una avioneta proveniente de Santiago del Estero en Andalgalá tuvo ribetes por lo menos extraños. Como se informó, el último contacto con la aeronave se produjo el domingo pasado a las 10. Tras un fuerte operativo, se la encontró a un kilómetros y medio de la pista de aterrizaje del distrito Huaco, totalmente incendiada. Sus ocupantes habían salido ilesos del accidente y fueron recogidos por otra avioneta el mismo día de la desaparición, pocas horas después del último contacto. Todo muy raro. Se presta a suspicacias debido al incremento de los vuelos clandestinos para tráfico de drogas que se han incrementado en los últimos años, y que utilizan la modalidad "lluvia de drogas". Hace pocos días, el diario La Voz de San Justo informó sobre un episodio en el aeroclub de la ciudad cordobesa de San Francisco, donde una persona consultó si había suficiente combustible para abastecer una avioneta. "A los pocos días, nos enteramos que había habido un importante operativo antidroga en Santiago del Estero protagonizado por una aeronave y que había ‘caído’ un supuesto ‘capo’ del narcotráfico. A partir de allí, empezamos a sospechar de ese extraño hombre que se había apersonado en el Aeroclub y que luego nunca regresó y a atar cabos, ya que un avión que parte desde la provincia santiagueña tarda alrededor de cuatro horas en llegar a nuestra ciudad, tiempo en el que naves de esas características deben hacer un reabastecimiento de combustible. Deducimos que podía tratarse de un hecho de drogas”, explicó el presidente del Aeroclub Javier Ortiz. En el caso catamarqueño, la zona del Salar de Pipanaco, cercana a Andalgalá, es crítica por su vulnerabilidad para el ingreso de vuelos sin control: un verdadero "colador".
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