"Doña Mari” estuvo más de 50 años casada. Su marido
trabajaba en Obras Sanitarias, razón por la cual fue trasladado en reiteradas
oportunidades a distintas provincias del país. De ese modo, conocieron Buenos
Aires, Jujuy, Entre Ríos, Córdoba y algunos lugares más antes de establecerse
en la provincia.
"El pedido”
Marina, recuerda el día que su novio fue a pedir su mano
ante su padre. "Yo conocí a un joven, por esas razones de la vida, y me comenzó
a frecuentar, primero como visita, luego como amigo y bueno”, comentó riendo.
Más adelante relató
que sólo estuvo seis meses de novia con ese muchacho, ya que un día él le pidió
ir a hablar con su padre. "Yo fui y le comente a mi papá que él quería
hablarlo”, aseguró.
De esa forma, con una fecha puesta para el encuentro "entre
caballeros”, doña Marí recuerda el día que su novio, fue a pedir su mano.
"Cuando suena el timbre mi mamá me dice `Marina fíjate que
puede ser él`. Yo salí a atender y era él. Le dije a mi padre que había llegado
y me dijo que lo haga pasar al escritorio. Entonces el dio la media vuelta y
golpeó la puerta del escritorio. Mi padre lo recibió y respondió `muy bien` a
todo lo que le preguntaba. Así fue la entrega… jajaja”, describió riendo Mari.
Además advirtió: "Mi padre ya sabía, eran picaritos los viejitos en esa época a
las hijitas las mezquinaban”, bromeó al final.
Estuvo casada con su marido más de 50 años, ya que festejó
con él las bodas de plata. Mari recuerda que al poco tiempo de noviazgo, su novio la
invita al casamiento de su hermana mayor, que vivía en Buenos Aires. Ella le
dijo que no podía ir porque no estaban casados.
Por ese motivo, tomaron un tren de Oran a Salta (Capital) en
donde se llevó a cabo el casamiento. "Fue un casamiento de familia, lindo pero
suavecito”, consideró.Una vez casada, Marina se fue junto a su esposo a vivir a
Buenos Aires, donde vivían en la casa de sus suegros.
La foto
Una anécdota que recuerdan los nietos y biznietos de "doña
Mari”, es que antes de ir a Buenos Aires, el "abuelo Héctor” envió una foto a
su familia, en la que estaba Marina junto a dos amigas. Y en una carta les
pidió a su padre y hermanas que adivinarán cuál era su novia.
Fue así que sin saberlo, la familia política de Marina,
adivinó al azar que era ella.
Estudios
Marina, creció en Orán junto a su familia. Su padre, era
jefe del Registro Civil del lugar.Ella hizo la escuela primaria en ese lugar y luego se
trasladó a la capital de Salta para realizar sus estudios secundarios.
Allí, cursó en la escuela profesional, en donde le enseñaron
corte y confección. "Ella se recibió y tiene el título de maestra pero nunca
ejerció”, contó a Revista Express su única hija.
En este sentido Marina aseveró: "Mi madre era modista, una
de mis tías también era modista y bueno yo estudie corte y confección así que
también”.
Buenos Aires
Al llegar a la Capital Federal, Marina conoció a la familia
de su marido, a quienes pronto adoptaría como su propia familia. "Ellos me
apreciaron muchísimos, al igual que mis cuñadas. A ellas les gustaba como me
vestía. En esa época no se usaban pantalones, sino las polleritas”, dijo.
Los Rivero eran
descendientes de italianos, por lo que según Mari "había que estar con puntos y
comas”.Su marido, trabajaba en Avellaneda y mientras él estaba
allí, Marina se encargaba de su hogar y posteriormente de sus dos hijos, que
nacieron en aquella provincia.
Las salidas en familia eran al jardín zoológico. "Ahí uno
salía corriendo para un lado y el otro para el otro lado”, contó acerca de sus
hijos. También, salían al cine o al teatro.
Mari recordó que el lugar favorito de su hijo Alberto, era
el Parque Japonés, en donde había muchos juegos.
Uno de los pasatiempos favoritos de Marina, era bailar el
tango. Lo hacía con su marido pero confiesa que en Orán gustaba de bailarlo con
sus amigas.
"Lo seguí bailando después, pero cuando cambiamos de lugar
las cosas también cambiaban porque las costumbres cambiaban”, indicó
Luego lo trasladaron a su esposo a Jujuy. Posteriormente a
Villa María, provincia de Córdoba. Después a Concepción del Uruguay en Entre
Ríos y por último a Catamarca, donde se quedó a vivir.
Primeros votos
Mari votó hasta los cien años. Por ese motivo, la Cámara de
Diputados la nombró "ciudadana destacada”. Ella, participaba en cada elección
presidencial que había. "Yo votaba por los radicales, porque a mi marido era
radical”, señaló.
Por otra parte, sostuvo: "Cuando ganó Perón le encontrábamos
todos los defectos. El era duro con las cosas. Ahí había que cumplir. Creó los
hogares, aquí –en referencia a Catamarca- creó el hogar escuela”.
Sus nietos recuerdan que la última vez que la llevaron a
votar, fue en el Colegio Fasta y la que las personas que estaban esperando en
la fila la aplaudieron al retirarse.
Catamarca
Al llegar a Catamarca, Marina y su familia se fueron a vivir
a una casa ubicada en calle Maipú, que fueron reparando poco a poco. En la provincia, Mari participaba como socia de la Liga de
Madres. "En aquel momento, los vecinos éramos todos amigos. A veces hacíamos
las reuniones en la iglesia”, contó entre una de las actividades que llevaba a
cabo en esa agrupación
"Ellos son mi vida”
Así define Mari a su familia. "Cuando vinimos a Catamarca
mis hijos estudiaron, la universidad recién comenzaba a funcionar y allí
egresaron”, aseguró.
De esta manera, Mari explica: "Cada uno hizo su vida, yo no me metí para nada.
Además sus parejas eran tan buenas y decentes que cómo me iba a meter”.
"Yo entré a las familias de ellas una vez que se casaron”,
destacó Marina. Eso se debe a que la familia de su nuera la adoptó como una
más. "Mis hijos tuvieron sus hijos y luego mis nietos tuvieron sus hijos. Eso
es la vida, ellos son mi vida”, afirmó finalmente.
Salud
Marina aseguró: "Gracias a Dios aquí me tienen sana. No he
tenido ningún problema y si los tuve fueron muy livianos”.
De esta manera,
explicó que no tuvo operaciones, aunque no ve muy bien y a veces tampoco
escucha claro, razón por la cual sus hijos le hablan fuerte y pausado.
A pesar de ello, Mari tiene una envidiable memoria, ya que
recuerda hasta una canción de Carlos Gardel, a quien iba a ver en el Teatro.
"El bailaba y cantaba, con su sombrerito ladeado pero bailaba hermoso el tango.
Y con el pañuelito bailaba el vals, ese era infaltable”, remarcó.
Finalmente doña Mari le cantó a RE una pequeña estrofa de un
tanguito de Gardel. "Pobre mi madre querida, cuanto disgusto le daba, cuantas veces
escondida llorando de lo más sentida, en un rincón la encontraba”, cantó.
Texto: Noelia Tapia López